A la Virgen en el Páramo se le pide bailando

La fiesta del Voto ha llegado con novedades al Páramo: en Laguna de Negrillos ha estrenado ‘danzantas’ y en Pobladura, una alfombra de arenas de colores

T.G.
28/04/2019
 Actualizado a 18/09/2019
La Virgen del Arrabal este sábado en las calles de Laguna de Negrillos arropada por los danzantes. | SAÚL ARÉN
La Virgen del Arrabal este sábado en las calles de Laguna de Negrillos arropada por los danzantes. | SAÚL ARÉN
En las fiestas del Voto de Laguna de Negrillos la protagonista siempre es la Virgen del Arrabal, su patrona. Destacan con ella las figuras de los danzantes y los socarrones birrias que distraen al personal para tapar los fallos de la baila mientras que hacen hueco en su papel de demonios a quienes evocan a los ángeles en medio de la marabunta. Pero este año la Virgen del Arrabal, a buen seguro complacida, ha tenido que compartir el protagonismo con otras dos mujeres: Amaia y Amaya. Sus nombres distan en una letra pero confluían sus ganas de ser lo que siempre anhelaron: ‘danzantas’.

Hasta ahora la danza en las fiestas del Voto de Laguna de Negrillos era cosa de hombres. Con sus faldas almidonadas, sus vistosos mantones rojos y sus alpargatas de esparto, acompañaron este sábado a la patrona en la procesión desde su iglesia hasta la de San Juan Bautista. Un recorrido que hoy domingo harán a la inversa para que la Virgen del Arrabal duerma de nuevo en la hornacina de su ‘casa’. Pero ayer, en ese primer recorrido, los danzantes también tuvieron ‘danzantas’ y es que como dice Manolo Rodríguez, encargado de transmitir a los jóvenes la tradición de la danza, «lo han sido por derecho». Sus ganas podían a la tradición de que en el Voto solo bailasen hombres con que se pusieron manos a la obra y hablaron con el Ayuntamiento y con el propio Manolo. «Han dicho que querían ir y nadie ha puesto pegas», explica este último que se muestra «muy contento y orgulloso» de que estas dos jóvenes hayan dado un paso al frente para formar parte de tan arraigada tradición en esta localidad paramesa.No hay casa en Laguna de Negrillos de la que no haya salido un danzante o un birria. Lo llevan en la sangre. Que selo digan a Manolo, que ensaya a los jóvenes siguiendo los pasos de su padre Fidel y tras de cuya huella también va ya Samuel, otro de los danzantes que ha salido en estas fiestas del Voto. «El que no salga a la raza...» Y las razas en esta localidad paramesa hablan de tradiciones. Esa que hoy llevará a los vecinos de Laguna de Negrillos a recorrer sus calles para acompañar a la Virgen del Arrabal en la vuelta a su iglesia (18:00 horas), con el canto del ramo de las mozas pidiéndola que guarde al pueblo y a sus gentes. Alfombra de arena en Pobladura

Que bailasen este sábado mujeres en el Voto de Laguna de Negrillos fue una novedad pero no la única que ha tenido lugar en las celebraciones del Voto en el Páramo leonés este fin de semana. A pocos kilómetros, en Pobladura de Pelayo García también estuvieron este sábado de fiesta y en este caso la novedad no fue que danzasen mujeres, que ya llevan mucho tiempo haciéndolo, sino que en este caso las miradas se iban a una gran alfombra elaborada con arenas de colores en las inmediaciones de su iglesia parroquial.

Esta fue obra de vecinos de Castrodeza (Valladolid) que se acercaron hasta Pobladura para contribuir a la vistosidad de su fiesta como hacen con las propias. De este modo, con arenas de diversos colores, fueron dando forma a una alfombra en la que con todo detalle se podía contemplar el escudo del pueblo y diferentes flores que evocan a las que los danzantes de Pobladura llevan bordadas en los pañuelos que penden de la parte superior de sus almidonadas faldas. Sobre esta obra que dejó boquiabiertos a los vecinos desfilaron los braceros con la Virgen de las Angustias a hombros y los danzantes del pueblo que no cesaron de bailar durante la procesión de ayer por la tarde. A la patrona le pidieron prosperidad para el campo y revolvieron con ello los colores que reposaban en el suelo pisando la arena al mismo tiempo que a muchos les revolvieorn los recuerdos: los de cuando ellos danzaban. Que por algo el Páramo es tierra de danzantes.
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