A falta de pan

12/12/2019
 Actualizado a 12/12/2019
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Versa el refranero español, al que no le quito razón alguna cada vez que hago uso del mismo, «a falta de pan, buenas son tortas». Podemos llegar a perder la razón, pero fíjese usted el panorama actual en nuestro país y dígame que no repartiría unas tortas en muchas de las esquinas por las que transitan nuestros supuestos ‘mandamases’, bueno, de supuestos nada, están mandando y lo que es peor aún dejamos que nos manden, nos dirijan y peor aún que se sigan burlando de nosotros, amén hermano, esto va para rato. Si es que ya no nos dan ni el pan nuestro de cada día, ni tan siquiera tortas, lo que recibimos a diario son hostias y de las buenas, aunque yo les guardaba algunas por si acaso algún día hay que devolverlas. Claro que, hostias las hay de muchos tipos, pero no hay peor que las hostias mentales, esas que nos reparten a diestro y siniestro desde sus púlpitos, esos que están protegidos por dos leones en la entrada, ya sabe usted del lugar del que le hablo, por qué a estas alturas me da vergüenza llamarlo por su nombre. Vaya carcajadas las de Pablo, Inés e Iván, ¡qué portento!, ¡qué alegría!, vamos que nos han sacado un esbozo de carcajada o al menos esa era la intención. No vayan a pensar que fue fortuita la estampa, a ver si no saben ellos que las cámaras están cerca, que a estas alturas pretender tomarnos ilusos espectadores, pues va a ser que no. Que si, vamos a crear un ambiente distendido para que vea el ‘populacho’ que nos llevamos bien, que no tiene que ver que tengamos unas ideas u otras, bla, bla, bla. Siempre fui acérrimo defensor de la cordialidad, pero ahora no estamos en eso solo porque llegan las navidades, soluciones señores, ¡soluciones!, que seguramente ustedes van a pasar muy buenas vacaciones en sus chalets de Madrid, háganse cargo de esto y no apelo a su conciencia porque ya han demostrado que de esta poco tienen y deben de dormir a pierna suelta después de una suculenta comida con gin tonic al final, como dios manda, ¡verdad!, eso sí, seguro que mucha España y españoles, pero ¿le ponen ustedes Larios en sus copas?, seguramente no, la ginebra de aquí no gusta tanto, pillines, pillines, es mejor la de importación. Pues eso, que a falta de pan, buenas son tortas. Creo que me he dejado a Sánchez por el camino, no me olvido de usted, Sr. Presidente, que cada día me recuerda más a Bienvenido Mr. Marshall, en su versión sería algo así como, ¡qué vienen los independentistas! ¡qué vienen los independentistas! y como siempre estos pasan de largo.
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