30/01/2020
 Actualizado a 30/01/2020
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En uno de sus viajes al futuro, Marty McFly compra un almanaque en el que aparecen publicados todos los resultados deportivos entre el 1950  y el 2000. Cuando el DeLorean regresó al pasado, el propietario de aquella revista de incalculable valor podía ganar millones apostando sobre seguro.

Dando por buena la ingenuidad de pensar que no exista, la actualización de este almanaque hubiera venido que ni pintado a los usureros de las casas de apuestas para trapichear con las cuotas del Cultural-Valencia y que anoche algún gurú más hubiera mordido el anzuelo del dinero fácil. Ya lo predijo McFly: «Doc, ¿qué nos ocurre en el futuro? ¿Nos volvemos gilipollas o algo parecido?».

Quizá con el sabor a derrota del corto plazo, e infravalorando la victoria garantizada al largo, los que todavía no hemos caído en la pandemia de las apuestas nos conformamos con jugar en el ayer y no en el mañana. Apostamos con la certidumbre de tener el almanaque de la mítica película de los 80 en las manos, con esa costumbre tan española, y particularmente tan leonesa, del: ¡Joder, pero sí yo ya lo sabía!

Como dice el refranero: «A cojón visto, toro es». Esta provincia la componemos 460.000 particularmente resabidos de los 47 millones de seleccionadores nacionales y presidentes del Gobierno que cada lunes se llevan el pleno al 15 en la quiniela y los viernes por la noche arreglan el país a golpe de «¡Si me hubieran dejado a mí...!». Porque, aunque no apostáramos, en nuestro infalible almanaque sabíamos que la ‘Cultu’ caía en penaltis.

Precisamente por ello, por ser nosotros mismos, cuando alguien quiera entender los motivos de buena parte de los habitantes de esta tierra para salir de la comunidad que no lo haga en los discursos vacíos de quien solo quiere sacar rédito político hablando de ‘Lexit’ o en el populismo victimista de quien siempre encuentra la culpa en otro. Ni siquiera en los más que dignos y palpables sentimientos de identidad regional. Que no busque esas razones ni en concilios, ni en fueros, ni en leyes. Que lo haga en la evidencia empírica de que esta autonomía, a cojón visto, ‘León’ nunca fue.
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