Imagen Juan María García Campal

8M: con o sin calle

10/03/2021
 Actualizado a 10/03/2021
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Escribo al rebufo de un día más que significativo e inolvidable y que a casi todos nos afecta –casi, porque aún hay quienes se empeñan en regresar o imitar a los ancestrales australopitecos–.

Memorable y simbólico permanece y crece, entre las personas partidarias de un mundo mejor y más justo, el eco de aquel 8 de marzo de 1857, en que bajo el lema ‘Pan y rosas’ miles de trabajadoras textiles se manifestaron en Nueva York para protestar por sus mezquinas condiciones laborales, exigir un humano horario de trabajo y poner fin al trabajo infantil. Esa memoria y la voz de muchas mujeres llevaron a la ONU, allá por 1975, a elegir la fecha del 8 de marzo para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, para la reivindicación feminista de sus luchas continuas, para la celebración de sus paulatinas conquistas. Las de ellas y del cada día, ¡por fin!, creciente número de hombres a ellas sumados.

Día más que necesario cada año, pues aún las largas luchas siguen entre nosotros, sociedad supuestamente avanzada, el crónico virus del machismo y su infecta violencia. Tan sólo entre los dos últimos 8 de marzo, ha habido en España 36 feminicidios de los conocidos como ‘íntimos oficiales’, cantidad que casi se triplica si atendemos a las otras clasificaciones que utiliza, por ejemplo, la página web feminicidio.net que es la que más detallada información suministra sobre ellos.

Día más que necesario cada año, pues, de nuevo, como en cualquier crisis anterior, las consecuencias sociales y económicas de la COVID-19 se ensañan de manera especial y desmedida con las mujeres con una mayor destrucción de sus empleos, un aumento de su carga de trabajo en los hogares y siendo las más afectadas por los ERTE; agrandando así, aún más, las desigualdades de género existentes.

En unas ciudades hubo prohibiciones para las manifestaciones o concentraciones conmemorativas, en otras no y se pudieron llevar a cabo estas con todas la medidas profilácticas establecidas. Mas, en cualquier caso y lugar, bien se pudieron escuchar los argumentos feministas, pues en la lucha por la igualdad, con calle o sin calle, no habrá quien nos calle.

Claro, también hubo incitación beligerante: Macarena Olona, diputada de VOX, ante el destrozo, la noche del 7 al 8, del mural vecinal, cultural y feminista de Ciudad Lineal, Madrid, escupió su tuit de odio y sinrazón: «frente a su sectarismo, nuestra brocha». Oscura sinrazón. Tan oscura, que evoca la berlinesa noche del 10 de mayo de 1933. ¡Ay mis libros!

¡Salud!, y cuiden y cuídense.
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