¿Saben indignarse los leoneses?

Manuel M. Urueña Cuadrado
25/03/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Es ejemplar el aguante y la pasividad de los leoneses ante algunos silencios, ocultaciones y promesas incumplidas de altos cargos de la Administración, del Estado, provincial y local.

Veamos, por ejemplo qué sucede desde hace seis años en la línea de vía estrecha de Feve. Recordemos algunas de las manifestaciones públicas de la anterior ministra de Fomento:

– A la prensa de León en octubre de 2014, después de varios años de silencio: "...se espera tener terminada esta obra en el primer trimestre del año próximo....". En marzo 2016 al alcalde de León: "...hay dinero para terminar la obra de integración de Feve este año". "En el primer trimestre de 2017, la apertura de la línea hasta la estación". En varias ocasiones en 2016 y 2017: «solo falta resolver una cuestión técnica» y "las obras pendientes durarían unos diez meses".

– El presidente de Adif, Sr. Ferre, al alcalde de León en junio 2016: "Las obras arrancarán la próxima semana y estarán concluidas en el plazo de seis meses".

Visto lo sucedido en estos últimos seis años, muy largos para los viajeros de este tren, cabe la duda de si quienes así declaraban sabían más o lo contrario de lo que decían.

En 2010 se informó públicamente por primera vez del plan de las obras tan mal llamadas de "integración" de ese tren en León. Después de más de siete años, la desintegración progresiva de la línea es lo que los viajeros han visto suceder. Las obras se pararon en 2011 y en 2017 se continuaron a un ritmo muy bajo; actualmente están de nuevo paradas, aunque queda muy poco que hacer.

Que el tren no llegue aún a León lo justifican el Sr. Ministro y Renfe diciendo que no hay una «normativa» de funcionamiento para este tren; un parto difícil, que está durando ya siete años..... Y tampoco tiene Renfe aún los trenes adecuados para el funcionamiento como 'tren-tran'. Lo dicen sin siquiera despeinarse. Y los leoneses no se indignan ante esa gestión tan decepcionante de lo público.

El funcionamiento de este tren desde 2011 es tan desastroso que entre 2010 y ese año el número de usuarios descendió un 30 %. Como tren de cercanías había sido abandonado por el 40% de los viajeros hasta 2015, pero como tren de media distancia solo por un 11%, a pesar del pésimo servicio, lo que prueba lo necesario que es para esos viajeros esta línea que llega hasta el extremo Nordeste de la provincia.

Las declaraciones mencionadas y otras, junto con el pésimo servicio dado desde 2011, la frecuencia de averías por falta de mantenimiento, la escasez de maquinistas y de revisores además de la ausencia total de información sobre los planes de obras a lo largo de los últimos seis años demuestran una realidad nunca confesada: la intención del Ministerio de Fomento, de Renfe, era cerrar esta línea de tren cuando en 2011 se pararon las obras. Se esperaba a que el número de viajeros disminuyese hasta un valor que justificara el cierre definitivo.

Pero ha ocurrido que después del descenso brusco de viajeros hasta 2011, en los años siguientes ese descenso se paralizó. La razón es que la mayoría de los viajeros habituales lo usan por necesidad. Otros, menos, lo utilizan porque prefieren el transporte público y pueden permitirse perder mucho tiempo. Muy pocos habitantes entre León y Matallana usan ya este tren; el motivo se comprenderá sabiendo que por ejemplo el trayecto de 9 km entre San Feliz y León dura normalmente, con suerte 30 minutos y sin suerte 50 o más. En 2010 duraba 14 minutos y era seguro y puntual. Hay que preguntarse cómo es que en esas condiciones alguien utiliza aún esta línea de tren. La respuesta es clara: quienes lo hacen es por estricta necesidad. Este tren es necesario para muchas personas y volvería a recuperar y sobrepasar rápidamente los usuarios perdidos si volviese a dar un servicio como el que daba antes de 2011.

El número de viajeros no ha descendido tanto que facilite tomar la decisión de cerrar la línea; ha sido la necesidad de los habitantes de los pueblos por donde pasa el tren la que ha conseguido que Renfe no se atreva a eliminar esta línea. A esos usuarios habituales deben los leoneses que este tren siga funcionando.

El Sr. Ministro de Fomento dijo en el verano de 2017: "...de momento no hay ninguna intención de supresión de la línea, ni nada encima de la mesa, ni en nuestra agenda que nos permita decir que no va a continuar el servicio". No parece esta frase una promesa firme de que esta línea no se suprimirá. Con lo fácil que habría sido decirlo claramente. Nos gustaría mucho ver lo que realmente hay sobre la mesa del Sr. Ministro; pero los planes de esa empresa pública son secretos.

Ha sido patente y triste la insensibilidad y el silencio de partidos políticos (roto solo alguna vez, tímidamente, para que no se diga) y autoridades locales y provinciales en los últimos seis años; nadie entre ellos hizo una verdadera presión en favor de este tren, nadie dijo, por ejemplo, que dimitiría si las obras se paraban; no criticaron las declaraciones de los ministros y responsables de Renfe; nunca protestaron por el infame servicio de este tren, solo mitigado por la amabilidad con la que los empleados soportan las quejas diarias de los viajeros; ellos también tienen que soportar los incidentes tan habituales; nadie con responsabilidad política protestó por las promesas públicas reiteradamente incumplidas. Los viajeros de este tren no han tenido quien les defienda en seis años de un servicio impresentable.

Hoy, nadie conoce el plan de lo poco que falta por hacer para que el tren llegue a la estación de León. Se trata de una obra pública secreta; no lo saben el presidente de la Diputación de León ni el alcalde de la ciudad que a lo largo de los últimos seis años nunca exigieron una copia de los planes de las obras pendientes para informar a los leoneses... o es que sabían que no existían. Renfe no ha informado sobre cuándo dispondrá de los trenes necesarios (los tren-tran especiales (para una línea sin tranvías; original e inexplicable proyecto) ni de cuándo, estarán redactadas las normas de funcionamiento. Nadie se lo exige.

¿Hasta cuándo los viajeros tendrán que seguir soportando un servicio vergonzoso que es un desprecio prolongado infligido por una empresa pública?

Llegarán las elecciones autonómicas próximas y los leoneses de los pueblos por donde pasa este tren podrán votar; deben hacerlo, pero con una respuesta indignada adecuada a este prolongado desprecio; por ejemplo, votando en blanco.

Si esa línea desaparece la despoblación del Nordeste de nuestra provincia se acelerará. ¿A nadie le importa? Da la casualidad de que esa zona de la provincia tiene también unos pésimos servicios de internet y nulos de gas natural. Se está diciendo a sus habitantes que se vayan.

Los leoneses deberían saber indignarse contra la actuación oculta, indignante y vergonzosa de Renfe y el Ministerio de Fomento en las obras de Feve; también contra la ineficacia y la pasividad, por no decir más, de sus representantes políticos; por los seis años de un transporte público indigno; más el tiempo aún dure.
Lo más leído