Xan Campos: "No quiero renunciar a nada"

El pianista Xan Campos, con el baterista Iago Fernández y el contrabajista Horacio García, abren este sábado el Festival de Jazz de Cerezales

Emilio L. Castellanos
30/07/2015
 Actualizado a 15/09/2019
El pianista Xan Campos constituye una de las referencias indiscutibles del jazz gallego actual.
El pianista Xan Campos constituye una de las referencias indiscutibles del jazz gallego actual.
El Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra, nacido en 2000 por iniciativa de Luís Carballo, Paco Charlín y Abe Rábade, constituye el principal semillero del jazz gallego. Son numerosos los músicos que han ido surgiendo bajo su amparo y el prestigio que atesoran algunos de ellos ratifica el excelente trabajo que allí se está haciendo. Xan Campos desató su vocación jazzística en su seno, al que se había acogido tras un período de formación como pianista clásico y desde que el emprendió una trayectoria que, desde entonces, permanece ascendente. "En realidad, empecé a disfrutar de la música clásica cuando esta dejó de ser una obligación. No la saboreaba de la misma manera cuando estaba en el conservatorio. Cuando descubrí el jazz y la música más improvisada y espontánea, mi valoración de la música clásica creció y el enfoque cambió. El paso de la música clásica al jazz se produjo de manera muy natural. Sin apenas darme cuenta ya estaba estudiando y tocando jazz. No me tuve que enfrentar a ningún dilema". Así se expresa Campos, pianista nacido en Cangas, a propósito de una transición, de la clásica al jazz, que resultó realmente decisiva en su trayectoria como músico y que le marcó una ruta a la que actualmente sigue consagrado.

Xan Campos abre el festival de jazz de Cerezales del Condado el próximo sábado (22:30 horas, plaza del pueblo). No es la primera vez que visita esta localidad leonesa y ya entonces, en 2012, cuando formó parte del cuarteto de Virxilio da Silva, el ambiente que rodea a la muestra jazzística le pareció "impresionante". Regresa a la programación estival de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia al frente de su propio trío, una formación estable que abarca ya toda una década, que se ha medido con distintos proyectos (entre ellos dos discos, ‘Orixe Cero’, de 2011 y ‘Ectropía’, de 2014) y que disfruta de la participación permanente del contrabajista Horacio García y el baterista Iago Fernández, este último otra de las grandes revelaciones del Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra y un referente imprescindible del nuevo jazz gallego. "Es en el formato trío donde más cómodo me siento. Aunque actualmente estoy investigando con teclados y ordenadores, básicamente me siento pianista y en el trío puedo ejercer como tal de una forma muy natural, muy orgánica. El trío es realmente muy interesante para todos sus integrantes dada la conexión tan directa que se establece entre ellos y más, como en el caso de nuestra formación, si los que tocan son amigos que llevan juntos muchos años. No hay mejor sensación que la que te proporciona". El Xan Campos Tríos encarará en Cerezales un concierto en el que fundamentalmente se abrazará el contenido de su última grabación, ‘Ectropía’, sin renunciar a algún que otro estándar, a temas pertenecientes a ‘Orixe Cero’ y a otros discos del pianista, como ‘Ida e Volta’ o ‘Canjazz Reunion’, o a cosas nuevas. "Lo que vaya surgiendo. Depende del día", apunta Campos para el que la continuidad y la estabilidad son rasgos fundamentales en el buen hacer de una banda. Su trío los asume con absoluto rigor y fidelidad. "Las bandas más sólidas son las que llevan mucho tiempo tocando. Por supuesto, también se disfruta un montón cuando tocas con gente a la que conoces poco o nada, pero resulta impagable hacerlo con gente a la que conoces de sobra, a la que llevas unido más de diez años y con la que hay verdadera telepatía".

Si no se les pone una cerradura, todas las influencias acaban asomando porque  forman parte de ti Xan Campos, que obtuvo el Grado Superior de Jazz en el prestigioso Musikene de San Sebastián, acaba de concluir el European Jazz Master, una experiencia formativa que le ha permitido instruirse en diferentes conservatorios de Berlín, Amsterdam, París y Copenhague. Ha sido, para él, una experiencia enriquecedora, "la mejor decisión de mi vida", que se suma a las que vivió en Nueva York o bajo el aliento de las abundantes empresas creativas, propias o no, a las que se ha enfrentado. "Necesito estar activo todo el tiempo, vivir toda clase de experiencias, por supuesto musicales pero sobre todo personales. Me gusta involucrarme en proyectos porque creo que esta es la mejor manera de formarme personal y musicalmente. Compartir es lo más importante". El trío lleva su nombre pero que nadie se confunda, su sombra es tan alargada como las de sus compañeros. "Soy, básicamente, el compositor de los temas. Algunos, cuando los pongo en común, están más definidos y otros no pasan de meros bocetos. Yo transmito mis ideas pero eso sólo es el comienzo de un proceso donde todos somos importantes. Siempre lo he dicho: confío en el criterio de mis compañeros, incluso más que en el mío. Por eso, es habitual que las ideas fluyan y vayan cambiando sobre la marcha. Ellos son igual de partícipes que yo de la creación. Deseo que lo que vivimos sobre el escenario seamos capaces de transmitírselo al público. No hay mayor satisfacción que esa. Ser conscientes de que tu música llega, hace disfrutar y despierta sensaciones es realmente genial, además de una motivación exclusiva para seguir haciendo cosas".

Deseo que lo que vivimos sobre el escenario seamos capaces de transmitirlo  al público ‘Ectropía’, en cuyo contenido se sumergirá el trío en Cerezales, es un paso adelante en la trayectoria del pianista gallego, al que el jazz gallego ya le guarda absoluta reverencia. Son numerosas las influencias que lo nutren, desde la tradición más jazzística a la vanguardia, el rock o la clásica. No hay una única marca que defina con rotundidad la propuesta. De alguna manera, sirve de retrato y compendio a la evolución que ha ido señalando a Xan Campos y hace alusión a la necesidad que este tiene de hacer una música que huya de corsés y acartonamientos. "No me gustan las etiquetas. A veces estas sustituyen a algo tan fundamental como escuchar la música y aproximarse a ella. Creo que nos falta ser un poco más abiertos a toda la música que hay ahí afuera. En el mundo del jazz a veces se peca de cierto elitismo. Qué es jazz y qué no lo es… Lo que realmente tiene sentido es ser receptivo, escuchar de todo, no dejarse arrastrar por la etiqueta… Procuro no poner freno a todas las influencias que puedan asomar cuando toco. Escucho todo lo que cae en mis manos. Es algo que se queda en ti. Por eso, resulta natural que todo eso acabe plasmado en mi música. No es intencionado que esas influencias lleguen a lo que toco. Simplemente, las dejo salir. Si no se pone la cerradura, estas acabarán saliendo. Es normal, forman parte de ti mismo". Componer, tocar. La verdad es que le da un poco igual. Lo importante es no permanecer inactivo. "No quiero renunciar a nada". Por eso, a pesar de todo, ve el futuro con ánimo optimista y eso que la crisis acomoda su vigencia entre los músicos. "Tenemos que seguir luchando, que esto se vaya arreglando poco a poco. No hay que descuidar aspectos tan importantes como la cultura. Parece que cuando hay dificultades es lo primero que se sacrifica. Deseo que poco a poco y entre todos podamos ir construyendo todo eso que nos han quitado".
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