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Una mirada ‘locoglobal’

04/01/2017
 Actualizado a 14/09/2019
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El título es algo feo, pero sintetiza lo que quiero traer a colación (rica palabra polisémica hoy en desuso) en el comienzo de este año cabalístico: cómo hacer compatible lo local y lo global, cómo integrar en nuestra mente la mirada cercana con la perspectiva planetaria. Es un reto esquizofrénico de difícil armonización. El fenónemo no es nuevo (ya se inició con la noticia de que Colón había descubierto un nuevo mundo), pero hoy ha llegado a convertirse en un estado mental desquiciante para quien quiera mantener la mirada atenta y crítica, tratando de unir la comprensión de lo próximo con el conocimiento de lo global. También los científicos tratan de armonizar lo que descubren a través del microscopio con lo que ven en el telescopio, y ahí tenemos todavía sin resolver la contradicción entre lo que observó Newton y lo que descubrió Einstein.

No es posible descifrar la complejidad, pero lo complejo no está solo en lo lejano, sino en lo más inmediato y presente. La totalidad es inabarcable, pero todo, visto de cerca, es una totalidad. No tenemos otro recurso que la abstracción, el tejer hilos sutiles entre la inmensa variedad de fenómenos dispersos hasta construir una interpretación provisional con la que orientarnos. Si los ordenadores imitaran de verdad nuestra mente nos ahorrarían el trabajo, pero nunca suplirán el esfuerzo de pensar por nosotros mismos.

Hago una pausa mientras escribo, elevo la mirada y veo un horizonte de nubes densas que se vuelven de sangre mientras se oculta en ellas un sol agonizante. De las teclas al horizonte hay una distancia abarcable que desaparecerá en cuando llegue la noche y ya no tenga ninguna referencia para distinguir entre el aquí y el allá, salvo que aparezcan en el cielo las estrellas y mi mente construya imaginariamente la inconmensurable distancia cósmica que separa mis ojos de esos puntos brillantes. Imposible ver sin imaginar, sin construir una interpretación de lo que veo. Así funcionan nuestros ojos, siempre guiados por la mente, y no al revés. De aquí la importancia de esos hilos, esas ideas que nos permiten construir una interpretación significativa del mundo que nos rodea.

No hay mejor modo de controlar la dispersión esquizofrénica que seleccionar y centrar la atención en aquellos hechos y fenómenos que consideremos más significativos. En ellos quizá se exprese la totalidad, si es cierto que todo está conectado con todo por hilos sutiles e invisibles. La curiosidad y la sobriedad han de ir de la mano. Lo que importa es la capacidad de dar sentido a eso que nos llega de fuera e invade como una bandada de murciélagos saliendo de una cueva. Si ahora me paro y trato de seleccionar lo que pasa por mi mente, fruto de la última invasión, y echo una mirada ‘locoglobal’ al mundo, veo un molino gigante que quieren clavar en el alto de Pajares y del que he recibido cientos de mensajes de denuncia, y sí, yo también me opongo a que se utilice el prestigio de la energía eólica para colocar ese ‘telarón’ en lo alto de una cumbre sagrada (todas son sagradas), como si no hubiera mejores sitios donde plantarlo (en el mar, por ejemplo, donde estorbaría menos y sería más eficaz). Y esto me hace reflexionar sobre el abuso y el atropello de quienes deciden estas locas ubicaciones, técnica, ecológica y socialmente catastróficas. Y los partidos políticos, ¿qué dicen?

Pero casi acto seguido me viene a la mente ese titular de La Vanguardia que es una lección condensada de todo lo que podemos denunciar del independentismo, en este caso auspiciado por un tal Godó, el grande de España más subvencionado, vergüenza de toda la aristocracia residual ibérica. «Catalunya sólo se lleva un pellizco del botín de Madrid», titulaba a toda página el resultado del sorteo de Navidad. He escrito tanto para combatir a los secesionistas antidemócratas que este titular me ahorra tejer ningún hilo explicativo. Este es un buen ejemplo de esos hechos significativos que sustituyen a la bandada de murciélagos.

Y por último, me llega un mensaje que explica bien los movimientos ocultos tras la locura sangrienta de Siria. Imposible hilvanar un hilo significativo sin entender que, dándole la razón a Marx, detrás tanta muerte y barbarie está el negocio astronómico del petróleo y el gas, cuyos primeros beneficiarios son Irán y Arabia Saudí, enemigos irreconciliables, unos chiítas, otros suníes, sangre contra sangre, cuchillos contra cuchillos, bombas contra bombas. Pero sobre todo están Rusia, EEUU y Europa tratando de controlar estratégicamente la ruta del gas y el petróleo, los kilométricos y gigantescos oleoductos y gaseoductos, de los que dependen las multinacionales que dominan el mundo. El hilo se enreda, pero la soga que construye rodea el cuello de millones de seres humanos, a los que chiíes y sunitas dominan mediante ideas fanático-religiosas, las bombas más destructivas que ha inventado el hombre.
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