Un trabajo de la leche (17.500 litros al día)

Algadefe de La Vega es uno de los núcleos del sur de la provincia con más producción de leche de vacuno, un sector cuya producción variará en abril

Teresa Giganto
11/01/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Ser joven y vivir en un pueblo no es tarea fácil. Las oportunidades de trabajo son escasas y en muchas ocasiones pasan por continuar con el negocio familiar. Si miramos hacia el sur de la provincia de León, hay muchos casos de jóvenes que deciden permanecer en el negocio de la ganadería aprovechando las inversiones previas de sus progenitores a pesar de que el futuro del sector del vacuno lechero está lleno de interrogantes para la próxima campaña. La explotación Hermanos Conejo Ámez, de Algadefe, es un ejemplo de jóvenes que han decidido continuar pujando por el legado de su padre en el sector ganadero. Todos les conocen como los ‘Conejos’ pero ellos son Iván, Santiago y Alejandro. Tres hermanos que apenas superan los 30 años y que compaginando la ganadería y la agricultura han logrado convertirse en una de las cuadras más grandes y competitivas de la provincia de León y con un objetivo claro: «Esto va para adelante», comentan.

Santiago es el mediano de los tres hermanos y es quien está más al tanto del tema administrativo de la ganadería, aunque no por ello es menos habitual encontrarle en la cuadra enfundado en el mono y trabajando al pie de los animales. Desde que se incorporó al trabajo junto a sus hermanos su granja no ha dejado de crecer y ahora cuentan ya con más de 1.000 cabezas de ganado entre terneros, novillas, vacas de ordeño y secas. Actualmente por la sala de ordeño pasan unas 500 vacas en tres turnos distintos, lo cual les lleva a una producción diaria de 17.500 litros. La leche la venden directamente a una industria lechera, sin intermediar con ninguna cooperativa ni agrupación.

Casi todas las vacas son de raza frisona, una de las más potentes en cuanto a producción lechera, aunque también cuentan con un pequeño porcentaje de brown swiss. Inseminan con toros probados de las mejores líneas americanas y canadienses e inclusos con algún genómico, lo que hace que incorporen datos del ADN de los animales para mejorar la raza.

La última ampliación les ha permitido doblar el número de ganado e incluso aún tienen capacidad para 400 cabezas más que según explica Santiago, «se comprarán antes de febrero para poder cumplir con las exigencias de una subvención». De aquí a un mes aproximadamente aumentarán casi un 50% el número de animales. Eso sí, el desembolso ha sido generoso y entre la infraestructura y los animales han llegado a los 2,5 millones de euros.

No es casualidad que hayan aumentado la producción en los últimos meses. La nueva campaña lechera que comienza en abril se presenta cargada de incertidumbres y retos para el ganadero por el fin del sistema de las cuotas lácteas y la liberalización del mercado. Aunque aún no se sabe cómo van a actuar las industrias lecheras, este joven ganadero tiene claro que «los primeros años van a ser malos pero el cambio va a ser beneficioso porque podremos producir más y continuar creciendo». Aún así, el miedo a lo desconocido y cómo actuará el mercado está ahí y mientras llega el momento, los ganaderos se preparan para producir más cantidad comprando más ganado y aumentando el cupo para mientras tanto y aunque solo sea para unos meses.

La última inversión en aumentar la cabaña ha sido de unos 2,5 millones entre infraestructuras y ganado La leche en la provincia de León se está pagando ahora a un precio de unos 0,315 euros, una cantidad «muy baja», según explica José María Álvarez, representante de la Organización de Productores Lecheros (OPL). «Con precios como este las ganaderías como la de Hermanos Conejo Ámez puede entrar en pérdidas en cualquier momento ya que mientras que los cereales suben, la leche baja», comenta. ¿La culpa? «De las industrias lecheras y del poco respaldo de las administraciones públicas», lamenta Álvarez.

Estos tres hermanos de Algadefe han apostado por ganarse la vida en el pueblo con la explotación familiar. Y lo han hecho a pesar de que la ganadería es un sector donde el relevo generacional no está garantizado por su dureza. Tener vacas es esclavo: los animales comen los 365 días del año, además hay que ordeñar y los rumiantes no entienden de vacaciones.

Cuando la cabaña es numerosa, el trabajo lo hace más llevadero la inversión en nuevos sistemas que disminuyen la mano de obra y facilitan las tareas, pero precisamente es esa inversión la que ha puesto en jaque muchas cabañas que han tenido que cerrar sus puertas porque las cuentas no salían. Elevado precio de los costes de producción (unos 6 euros en alimentación de una vaca en pleno producción) para un mercado de la leche en el que las industrias tienen la última palabra y en el que reina la volatilidad de los precios. Y es que el relevo generacional falla por la dureza, pero también por los números. «¿Cómo se va a quedar un hijo con el negocio de su padre si ve que trabaja como un animal y no gana un duro?», comenta José Mª Álvarez.
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