Un cura como 'Dios manda'

El sacerdote leonés Rubén Gallego ejerce como tal en un pueblo de La Palma. Su traslado a otra localidad ha movilizado a los vecinos para que él continúe allí

Teresa Giganto
18/09/2016
 Actualizado a 19/09/2019
Rubén Gallego, en el centro, junto a los niños el día de su Primera Comunión en Garafia. | JONATAN RODRÍGUEZ
Rubén Gallego, en el centro, junto a los niños el día de su Primera Comunión en Garafia. | JONATAN RODRÍGUEZ
No está demostrado que pueda multiplicar los panes y los peces, tampoco que pueda convertir el agua en vino ni devolver la visión a Lázaro, pero sí hay algo que el sacerdote leonés Rubén Gallego ha conseguido y que resulta un milagro para los tiempos que corren: ha llenado de jóvenes los bancos de las iglesias por las que ha pasado. Y si los jóvenes no van, ya se acerca él a ellos. Tiene 37 años, lleva diez como cura y es natural de San Pedro de los Oteros. En León se formó como sacerdote cumpliendo así con la que era su vocación, ejerció de párroco en el municipio de Posada de Valdeón y desde hace dos años Garafía, un pueblo de La Palma, en las islas Canarias, se ha convertido en su casa y sus vecinos en su familia.

Las misas con Rubén como cura son pura alegría, lo que él es. Sabe llegar a la gente de manera sencilla y sin perderse en exceso en los versículos de las Sagradas Escrituras. Lo de él es predicar con el ejemplo. Cercano, auténtico y sin dobleces. Esa naturalidad que derrocha es la que le ha hecho merecedor del cariño de Garafia y la que ha provocado que los vecinos hayan recogido firmas en Change.org para evitar su traslado al municipio cercano de Barlovento. A pesar del empeño no lo han conseguido y ayer por la tarde Rubén hacía las maletas para cambiarse a las nuevas parroquias. Eso sí, a él la ilusión no se la quita nadie.

Me hace gracia cuando otros curas dicen que los jóvenes no van a misa ¡Hay que ir donde están ellos! A la pregunta de «¿por qué te hiciste cura?» responde socarrón y entre risas: «Porque Megan Fox no me quiso». Y después de bromear recuerda a un párroco que hubo en San Pedro de los Oteros que fue el que le inculcó la fe que ahora mueve jóvenes. León está presente en sus palabras cada vez que habla y seguro que también en sus oraciones aunque para él «no todo es rezar» y está más preocupado en «ser persona y en acercarse a la gente». Por eso no duda en ir de fiesta con los chavales del pueblo o en acompañarles a pescar y a merendar al puerto o a las cuevas. «Aquí en vez de bodegas tienen cuevas y en vez de prieto picudo, tienen solo prieto, una uva muy parecida que ya están vendimiando», cuenta con pasión y cariño como cuando habla de los gemelos de Garafía, unos hermanos de los que él fue padrino de confirmación y que paradójicamente le han bautizado a él como Tito. «Tienen mucho flow y son unos vacilones así que siempre les digo: si vais a las fiestas de Matadeón os ligáis a todas». Se declara encantado con La Palma y «muy orgulloso» de la gente de Garafía. «Estoy muy agusto aquí, cuando tienes todo lo que necesitas acabas sacando lo mejor de ti y es un poco lo que me ha pasado», explica. Es recíproco. Los vecinos del pueblo dicen de élque «ha combinado a la perfección sacarle una sonrisa a los mayores y disfrutar con los jóvenes, a la misma vez que colabora con todos los actos que se organizan en el municipio, sin dejar atrás sus responsabilidades como cura».

Ese es Rubén, el que el día de dar la Primera Comunión a los niños del pueblo no dudó en ponerse unas gafas de sol con ellos y posar para una foto divertida en la que él aparece con el escudo del Barça debajo de la camisa y del alzacuellos. Reconoce que es que después tenía que ir a ver el partido del Barcelona y esa es la foto que se ha convertido en símbolo de esa palabra de Dios que él promueve con tan buen rollo. «Lo que me pasa con el Barcelona es como estar enamorado de una que no te corresponde y yo, que me siento tan barcelonista como ellos pero no soy catalán, no recuerdo que nos hayan dedicado nunca nada, pero habrá que gastarles así. Es cuestión de corazón y no de razón», dice. «A mí lo que me ha funcionado es la naturalidad y la transparencia, no generar conflictos innecesariamente con los vecinos», comenta. Piensa que a la hora de ejercer de sacerdote la clave es «ser niño con los niños, joven on los jóvenes, adulto con los adultos y anciano con los ancianos» y sobre todo «estar cerca de la gente que son los que nos necesitan».

"¡Hay que ir donde están ellos!"


En La Palma está encantado pero todos los veranos se escapa unos días a su tierra, a León. Allí en los Oteros fue donde se crió pero volver a su tierra es algo que no se plantea. Echa de menos las fiestas de Matadeón y las bodegas, pero no extraña nada el frío. Su actitud de cercanía no es bien recibida por todo el mundo e incluso genera suspicacias pero él lo tiene claro: «La sabiduría se justifica por sus hechos». «Me hace gracia cuando otros curas dicen que los jóvenes no se acercan a la Iglesia. ¡Hay que ir donde están elloss!», dice convencido de que es lo mejor.

Rubén Gallego bromea y dice que si se metió a cura fue porque Megan Fox no le quisoCon el revueloque se hamontado en las redes sociales por los vecinos de Garafía para evitar la decisión del Obispado, Rubén Gallego se ha hecho muy mediático y ha intervenido en radios y prensa junto a vecinos a los que les sobran razones para pedir que se quede. Dice que su hermano le ha dicho «ten cuidado que de éxito también se muere» pero él tiene los pies en la tierra y recuerda entonces aquella cinta de Julio Iglesias que le regaló su tío Dacio y en la que cantaba: «Vuela amigo, vuela alto, no seas gaviota en el mar... y aprovecha el viento cuando sopla a tu favor».

«Hay gente a la que es fácil querer y otra a la que es muy difícil no quererla»,dice él, a quien sería difícil colocarle en uno de los dos bandos y si no que se lo pregunten a los gemelos de Garafía, o a las tres mujeres que le limpian la iglesia, o a los niños que hicieron la comunión y les pidió que llevasen unas gafas de sol para la foto. Lo mismo pensarán dentro de nada en Barlovento y en cualquier otro pueblo por el que todavía tenga que pasar: Rubén es un cura ‘como Dios manda’.
Archivado en
Lo más leído