Ahora, con la cuarta edición del libro en la mano –la primera editada por la Fundación Conrado Blanco–, el escritor se adentrará con los astorganos en las aventuras de Javier, el joven protagonista del relato, y lo hará este jueves, a las ocho de la tarde, en la biblioteca municipal de la bimilenaria. Presentar este volumen en Astorga ha sido una espina que el autor tenía clavada, ya que, como él mismo afirma, siente un «vínculo muy estrecho» con esta ciudad leonesa, en la que pasó varios años de su vida de estudiante.
Del Prado no sabe cómo calará esta historia entre la población astorgana, pero tiene claro que esta literatura es más que mero entretenimiento tanto para los niños, que se sumergen profundamente en la trama, como para los adultos. «Defiende valores como el esfuerzo, la alegría o el trabajo en equipo, entre muchos otros. Valores que son importantes pero que se están perdiendo», manifiesta. Y es que, este cuento es tan nostálgico como actual, y cabe mencionar que a la vez presenta muchos matices personales del autor, ya que es un proyecto en el que ha puesto, además de la tinta, toda el alma.
Para los que ya conocen ‘El pescador de estrellas’, señalar que ya tiene secuela, está distribuida y, si obtiene el éxito que augura su primera parte en la presentación que llevará a cabo en Astorga, volverá a la ciudad maragata a presentarla en unos pocos meses. El autor, además, adelanta que prevé centrarse en una tercera y última entrega, «porque me lo piden los niños y a un niño no se le puede decir que no», apunta.
Sobre el autor
Domingo del Prado es de esas personas polifacéticas que no pueden parar de hacer cosas. Así se define, y su trayectoria le da la razón. Además de escribir cuentos infantiles, como el que viene a presentar a Astorga, también ha realizado trabajos de investigación, así como colaboraciones, tanto a nivel ilustrador como de redacción, en diversos medios de comunicación en la provincia de León y en Ávila. Todo ello a la vez que ejercía de profesor de Primaria, lo que realmente le aseguraba el pan cada día, «porque de escribir no se puede vivir», relata entre risas. Pero según el escritor, todo lo que ha hecho, hace y seguirá haciendo, lo hace siempre «con ilusión» y dando el ‘do’ de pecho.