17/11/2016
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
¡Soy un gilipollas!; sí, sí, lo soy y de marca mayor. En vez de escribir de lo que verdad me importa, como por ejemplo la despoblación de esta provincia o el sexo de los ángeles, temas en los que en verdad estoy muy puesto, pues no, ¡jódete y baila!, sigo la corriente simplista de los estúpidos a los que dan cancha en cualquier panfleto, de papel o digital, da lo mismo, y que creen que su palabra es la ley del Dios del antiguo testamento, y ¡hala!, a decir tonterías sobre el triunfo de Trump en las elecciones de los yanquis. No sé los demás porqué lo hacen, ni me importa. Uno, en su simpleza, está convencido de dar al tema un enfoque nuevo, apasionante...; creo, como el resto de los estúpidos que nos bombardean con sus opiniones, que la mía es la buena, la fetén, la que romperá con la pana. Vicente, chacho, escribe de lo que sabes. De tu pueblo, de tu provinciana y lúgubre ciudad donde incontables trepas progresan en lo que hacen solamente por saber chupar muy bien las pollas convenientes. Escribe, imbécil, de porqué nos ocupamos más de la muerte de la Veneno que de los niños soldados que matan y mueren en cualquier país del África subsahariana en el que la vida tiene el mismo valor que un billete falso de cien euros. Escribe de las maravillosas fotos que hizo el López en Somalía, en Siria o en Ucrania (bueno, en Ucrania menos, porque, según él, esa no era una guerra seria), y lo que nos muestran: miseria, miedo, desesperación. Escribe de la miseria moral que arrastran los que mandan en los asuntos públicos, esos mismos seres acomplejados por la vida que tratan despojarse de sus traumas y de sus complejos avasallando a la gente. Escribe, tonto del haba, de la muerte a la que esquivas en cada recodo de cada calle de tu pueblo, de la ciudad en donde vives; esa misma muerte que no tiene piedad con los que son como tú, hombres vencidos y acabados, agotados por las circunstancias y los avatares, que nos hemos quedado sin fuerzas para luchar y que ya no tenemos esperanzas de que alguien nos la insufle. Escribe, que se te da muy bien, de lo hipócritas que son los tipos del PP, del Pose, de Podemos, gente que, al final, sólo quieren ser Califas en lugar del Califa, y que utilizan su puesto, si lo consiguen, para hacer que su vida sea mejor, sin importarles lo más mínimo lo que les ocurra a los demás. Escribe sobre los comentarios racistas, machistas o mediopensionistas que escuchas cada día en la barra de los bares que frecuentas: panchitos, moromierda, gitano ladrón, puta de los cojones, maricón, drogata..., y que aunque te dan mucho asco, callas como un ahogado porque no quieres tener problemas con los bocazas que los gritan. Escribe de lo sinvergüenzas que son los secuaces de Chuchi de Nazaret(el primer comunista, el primer revolucionario), esos que olvidan las enseñanzas de su maestro, buenas y extraordinarias, y que utilizan el púlpito para sermonear sobre el voto que debes meter en la urna, ese que servirá para defender el desorden, la desigualdad, la prevaricación, ¡dichosa palabra!, y lograr así que nada cambie. Escribe sobre la indefensión a la que se ven sometidos los que tienen que respirar la mierda de las chimeneas, de los tubos de escape de los coches, de los que tienen que vivir en un gueto porque los bancos se han encargado de dejarlos en pelotas, debiéndoles hasta la camisa que llevan puesta porque fueron tan ingenuos de creer que podían conquistar el cielo en la tierra. Escribe sobre los dueños de las cloacas del poder, los servicios secretos que manipulan todo y a todos, para defender seguramente lo indefendible (demuestra que estuviste atento en las chapas que te soltaba la Pantera sobre esos hijos de puta); esos mismos que atacan sin piedad a los que no piensan como ellos o no hace las cosas como ellos, esos mismos que son los amos de las llaves de Guantanamo o la Lubianka, donde mueren los que cometen el pecado mortal de no creer en lo que creen ellos; esos mismos que divulgan bulos, mentiras, sexo y cintas de vídeo sobre los que quieren destruir para que ellos no sean los destruidos. Escribe, payaso, sobre esas cosas y déjate de monsergas...

Pues eso, allá vamos: Trump es un genio.

Salud y anarquía.
Lo más leído