Tomás Barragán: "En mi pueblo sólo se habla de caza y de maíz"

El cazador de Roperuelos del Páramo al que le gustaba ir apuntando las incidencias de cada día, durante años, hasta que un día convirtió todas estas experiencias en una novela, ‘En la piel de un furtivo’

Fulgencio Fernández
10/01/2017
 Actualizado a 14/09/2019
El autor con su partida de amigos tras una jornada en Alija del Infantado.
El autor con su partida de amigos tras una jornada en Alija del Infantado.
"En mi casa no cazaba nadie, pero yo a los 18 años no quería ni el carnet de conducir, ni coche, ni nada... quería la licencia de caza y una escopeta. Y la tuve y así fue como creció en mi esta pasión por un deporte que mucha gente no entiende". Es Tomás Barragán Murciego, hombre de campo, paramés de Roperuelos, cazador con pasión y amigo de apuntar después de cada jornada todo lo que ocurría:"Lo que habíamos cazado, los bichos que vimos, lo que contamos en la bodega, las anécdotas... todo". 

El siguiente paso fue ir contándolo todo en una novela, en la que estuvieran las experiencias de caza pero también la ficción, así nació ‘En la piel de un furtivo’, que llevó a Lobo Sapiens para que le hiciera "cincuenta o sesenta ejemplares para regalar a la familia y los amigos, pero cuando la leyó me dijo, esto hay que publicarlo como corresponde, como una novela, tiene mucho jugo".

Y como novela ha salido. Barragán Murciego construyó una ficción en la que hay un poco de todo, "hay furtivismo, hay muchas historias de juventud, de esos veinte años locos, y una historia de amor de un paramés y una montañesa, con la que se va y así conoce otros paisajes y otro tipo de caza, de jabalíes, de ciervos... otras historias» que, explica el autor, «son historias rurales, contadas con palabras rurales, de nuestros pueblos, con nuestras expresiones. Eso es algo de lo que más le ha gustado a los lectores que me han venido a hablar".

Señala el editor que es un texto "sin concesiones a ningún tipo de galería. Sin artificios ni poses. Sin hojarasca literaria. En la piel de un furtivo lo primario reclama su lugar. Observación, amistad, ruralidad y pasión...". Tomás Barragán lo resume muy fácil:"Es lo que he vivido".

Es consciente el autor de que la palabra furtivo en el título y el mundo de la caza pueden crear recelos en algunos sectores. "Yo diría como otros que es ficción, pero no lo necesito, la caza se defiende sola, los cazadores somos quienes más interesados estamos en la buena salud de nuestra naturaleza... Y el furtivismo, pues existe, ya no es como antes, que se era furtivo para comer. Ahora igual se te calienta la boca en la bodega y marchas para el monte a acechar a algún bicho, pero ya es otra cosa".

En definitiva, amor, pasiones, venganzas, guardas de aquella manera de un mundo que es el nuestro. "En el bar de mi pueblo sólo se habla de caza o de maíz; la caza es nuestro primer entretenimiento, cazar es mucho más que matar, es todo lo que tiene alrededor, todo el día".
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