Tiempos de fornicio

Estamos de fiestas patronales de perfil bajo: ni hubo predicador, ni orquesta que tocara el himno nacional a la alzada de la sagrada ostia, ni mozos suficientes para tumbar el camión escenario de la orquesta cuando no quisieron tocar ‘Cara de gitana’ y ‘La comparsita’.

Eso con ‘Cholo y Alquitrán’ y ‘Loly y Alborada’ no pasaba. Mira si aprendió bien el consejero de Fomento que cuando ahora le piden una carretera, aunque sea para la majada de las ovejas, o una rotonda sin salida, al momento tranquiliza a la embajada enviada por la pedanía: «Mañana mismo pido un estudio y se pone todo en marcha».

Otra cosa es que a los que les pide el estudio no tengan afilado el lapicerín y vete tú a saber lo que tardan en ajustar los planos.

Volviendo al suco, que ya me esnorté, orquesta/orquesta para lo nuestro, es decir, para quitar así lo mayor que se te va acumulando de «todo el invierno sin pecado ni fornicio», que decía Farraperas cuando andaba alto... orquesta-orquesta El Dúo Cato, que además de poner la música escribían un tratado de Economía sobre cómo marchan las cosas, así en tiempos sin furfuga ni miedos el Dúo Cato eran dos, cuando vinieron las vacas gordas que te iba a buscar el director del banco a la cuadra el Dúo Cato eran tres y hasta hubo un año que cayó Santiago en domingo que el Dúo Cato eran cuatro y de propina tocaban dos el Himno nacional a la alzada de la Sagrada Ostia y los otros dos el baile vermú, con merengue apapichao.

Lo que sí se sigue haciendo es el sorteo de parejas de baile y a mi me tocó Macachús, que resulta que le reventó una variz varicosa y la tengo ingresada, pero la ventaja es que las ordenanzas dejan muy claro que ante estas circunstancias tengo preferencia para coger la esquina de la barra, con pared posterior para apoyar, lo que te evita un esnucamiento trasero, siempre que aguantes toda la noche sin ir a mear, que ahí es donde se puede tambalear el imperio.

Bueno, os dejo, que ya están cantando una de Las Grecas.