Tecnología punta contra la humedad en Peñalba

Patrimonio prueba en la iglesia mozárabe un estudio pionero de filtración en muros históricos para aplicar a otros monumentos

D. Álvarez (Ical)
15/07/2017
 Actualizado a 06/09/2019
Se hacen  mediciones de humedad de la iglesia con equipos de medición higrotérmica. | C. Sánchez (Ical)
Se hacen mediciones de humedad de la iglesia con equipos de medición higrotérmica. | C. Sánchez (Ical)
 La iglesia mozárabe de Santiago de Peñalba, ubicada en la localidad ponferradina de Peñalba de Santiago, sirve de banco de pruebas para un estudio pionero sobre el comportamiento hídrico de los muros históricos, cuyos resultados podrían aplicarse en otros edificios monumentales, según avanzó a Ical el director general de Patrimonio Cultural, Enrique Sáiz. La iniciativa, que cuenta con un presupuesto de casi11.000 euros, se traduce en la colocación de unos sensores, diseñados específicamente para la ocasión, que proporcionan «información continua» para tratar de detectar los posibles puntos concretos en los que se produce la filtración de agua.

En ese sentido, el director general de Patrimonio explica que el estudio busca determinar el riesgo que supone la lluvia para el núcleo del muro, es decir, si el agua de lluvia, de forma habitual, puede llegar a dicho núcleo o si esta filtración sólo se produce en momentos de especial precipitación. Al respecto, Sáiz señaló que las filtraciones «se producen en momentos de lluvia prolongada e intensa, pero no siempre».

No llega a gotear ni chorrear, pero es posible que el agua se acumule en cavidades internas. En esas ocasiones, «se humedecen los muros, pero sin llegar a gotear ni chorrear, lo cual indica que no se trata de una vía de agua puntual, sino de que se van mojando los morteros de la fábrica, hasta que la humedad llega al interior». «Es posible que el agua se acumule en cavidades del interior del núcleo del muro, y por eso llega a aparecer en el interior del templo», admitió Sáiz.

Las filtraciones aparecidas en 2016 en la iglesia de Santiago de Peñalba afectaron exclusivamente a algunos puntos de la parte superior del muro norte y no produjeron desperfectos en el monumento, más allá de algunas manchas visibles y temporales en alguna zona del revestimiento interior. «La humedad va secando después, con normalidad, sin que se vean deterioros o eflorescencias en los revocos. De hecho, en este año, sólo ha aparecido la mancha en una ocasión y no fue extensa», señaló Sáiz, que atribuyó a los métodos de construcción de la iglesia los problemas causados por la humedad.

El otro gran objetivo del estudio es averiguar la influencia de la evaporación sobre el ambiente interior de la iglesia. En esa línea, los técnicos tratan de determinar si la carga de humedad de la evaporación del muro puede llegar a ser peligrosa para los elementos situados en el interior del templo. Hasta el momento, la iglesia no ha registrado daños por los efectos de la humedad relativa elevada debida a la evaporación. Esto se debería, según Sáiz, a que el templo está «bien ventilado”»y a que la humedad no está presente más que «en momentos puntuales».

El objetivo final es conocer mejor cómo se comporta la fábrica del muro en su estado actual con respecto a la lluvia normal y a la ocasional intensa. Los responsables del estudio pretenden que los datos registrados tengan utilidad de cara a poder tomar decisiones sobre la necesidad o no de rejuntar mejor el paramento o para detectar si existen vacíos de mortero en el núcleo del muro, donde se pueda acumular el agua filtrada. En la restauración realizada en 2015 se optó por rejuntar sólo lo que fuera estrictamente necesario, para respetar los morteros de junta supuestamente originales.

En cuanto a la instrumentación que se emplea para llevar a cabo el estudio, Sáiz señala la existencia de un andamio colocado permanentemente en el exterior del templo, que sirve para que los técnicos puedan tener acceso al punto del muro más cercano al de la posible filtración.Todavía en el exterior, un sensor registra valores relativos a la carga de humedad, con datos que se comparan con los obtenidos en el interior de la iglesia. El objetivo de esta recogida y análisis continuo de los datos es determinar el grado de humedad en el interior del muro.

Como complemento, en los laterales de la nave, los técnicos han situado diversas pértigas que sirven de soporte a otros diez ‘data-loggers’. Con esta maquinaria se obtienen datos en tiempo real sobre la temperatura y humedad en el interior del templo, con los que establecer comparaciones con los registrados en el exterior para comprobar el impacto del muro en las cuestiones relativas a la humedad.

Además, para poner en marcha el estudio se han diseñado unos sensores de detección específicos para determinar la presencia de humedad líquida dentro del muro. Por el momento, se han instalado siete de esos sensores en el interior del muro, con acceso desde el exterior. La finalidad de esta maquinaria es detectar en qué momento llega el agua al interior del muro y qué condiciones de lluvia deben darse para que se produzcan las filtraciones desde el exterior.


Resultados en octubre


Las previsiones para tener listos los datos apuntan a que en octubre de este año se podrían obtener resultados en las cuestiones planteadas por el estudio, sin perjuicio de que los sensores puedan permanecer en el edificio, según señala Sáiz. En esa línea, la Dirección General de Patrimonio Cultural ya llevó a cabo obras de conservación preventiva en la iglesia de Peñalba de Santiago durante el año 2013. Dos años más tarde, los trabajos de restauración se centraron en la cubierta del templo y en sus paramentos exteriores. Esta última acción se llevó a cabo de forma paralela a una investigación arqueológica de los paramentos exteriores de la iglesia.
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