¿Tan torpes somos?

Patrimonio de la Humanidad, el Camino de Santiago es un incentivo económico de primer orden para el Bierzo, pero las administraciones no están mimándolo como se merece

Ramón Cela
18/12/2016
 Actualizado a 01/09/2019
Foto de Ramón Cela de uno de los detalles del Camino de Santiago.
Foto de Ramón Cela de uno de los detalles del Camino de Santiago.
Hace muchos años, mi maestro Norberto Beberide Guerrero nos decía muy seriamente, que aquello que estábamos haciendo tenía un gran valor para Villafranca y para el Camino de Santiago, porque un día no muy lejano, pasarían por nuestras calles miles de peregrinos a postrarse ante la tumba del Apóstol. Naturalmente, los señores mayores que le ayudaban en la restauración de la Iglesia de Santiago y su Puerta del Perdón, bendecían sus palabras y trabajaban con más ahínco que si les pagaran una buena cantidad de dinero por hacerlo antes y mejor, cuando la realidad era que todo lo  se hacía era de forma gratuita.

Valdés ponía el camión y el chófer y Ramón Mallo un poco de dinero y sus manos, mientras que Paz Peón buscaba la forma de poner el hombro, como lo hacía mi padre llevando bocadillos gratuítos o yo, pobre rapaz, que no podía con la carretilla llena , acercaba las vacías o las herramientas a aquellos que hacían de albañiles y peones. Norberto, no sólo era el director sino también quien en ocasiones ayudaba a cargar huesos que había bajo el suelo de la iglesia en las carretillas y subirlos al cementerio, mientras yo, como esponja infantil, absorbía cuanto decía el maestro al que jamás encontré  un  fallo o equivocación. Debo decir que para todos era la perfección personificada. Se terminó la restauración  y después de las horas de clase, me dedique a contar peregrinos, porque vivía y me crié  a muy pocos metros de la Iglesia de Santiago de Villafranca.

-Hoy han pasado tres. Hace pocos días pasaron muchos creo que llegaban a diez-. (Pero por si no los veía bien, los deberes y juegos siempre se hacían en los alrededores de la Puerta del Perdón).

-Un día de verano pasaron más de veinticinco que eran de la OJE. (Este era el parte diario que pasaba a Norberto).
-Llegará el momento en que cuando seas mayor podrás contar hasta mil en un solo día- decía Norberto-  y no se equivocó. Conté más de mil caminando y muchos más en bicicleta. Ahora soy un hombre del Camino, alguien que lo vive cada día, que lo siente y que continuamente recuerda al maestro, que tiene  la necesidad de ver como sus predicciones y enseñanzas, no eran otra cosa que la de un hombre fuera de lo común y que sin ninguna duda, no va a volver a nacer en Villafranca otro igual.

Así, después de esta introducción, creo que tengo todo el derecho del mundo para reivindicar en cualquier parte y ante cualquiera más atención hacía el Camino de Santiago. Mil cruces adornan una valla antes de entrar en Rabanal del Camino, mil peregrinos las han colocado en todo un kilómetro, mientras que miles de miles, las han visto y las ven a su paso camino de su destino pensando que otros muchos han sentido como ellos la llamada del Apóstol Santiago, entonces en su interior sienten que no pueden estar equivocados, que la estrella les está guiando hacía su destino que no es otro que encontrarse a sí mismos, porque también existen mil razones y millones de promesas que merecen cuantos sacrificios puedan realizar. Por mil razones podríamos reivindicar más y mejor atención al Camino, pero quizás aparte de las religiosas, existen otras que obligan a nuestros gobernantes a volcar su atención a la enorme fuente de ingresos que supone para nuestras comarcas el flujo de peregrinos de tal forma que ahora aparecen Caminos por todas partes menos por mi finca.

Pasaron bastantes años y tuve la suerte de conocer a Elías Valiña, el cura del Cebreiro, gran amigo y valedor del Camino, quien me contagió el respeto y admiración a este bien que él más que nadie impulso a ser declarado Patrimonio de la Humanidad, algo que al parecer, consciente o inconscientemente, algunos parecen ignorar, cuando su deber es partirse el alma si es preciso, por el bien común que es la razón por la cual ocupan sus puestos de privilegio.

El problema principal es que nuestros gobernantes, se olvidan que el Camino es como el amor y si lo queremos conservar y disfrutar hay que cuidarlo y mimarlo cada día, pero a veces esto se olvida y surge lo que más tarde lamentamos.  Por esta y otras muchas, es preciso denunciar el poco cariño que se demuestra a quien tanto aporta a nuestra economía  porque quien transite por sus inmediaciones de caminos ,calzadas, y calles  o, simplemente , hable con los peregrinos, verá sin lugar a dudas el abandono tanto de la calzada como la enorme suciedad que adorna sus alrededores. Así…no, así no se puede cuidar el tesoro que tenemos en nuestras manos y que cada día va en aumento. La hostelería que ha crecido más de un 1.500% en los últimos años, se resiente con las quejas de los peregrinos y hace cuanto puede para tratar de disimular el deterioro que para el Camino significa las inmundicias que le adornan por falta de una limpieza quincenal o mensual, mientras que por otra parte, si vemos y felicitamos a Protección Civil y a la Guardia Civil, que como siempre con escasos recursos, hacen una labor social extraordinaria que todos alaban y agradecen.  Así sí que se hace el Camino y de esta manera los amantes de todo lo que represente cultura y bienestar para nuestra sociedad, pedimos, rogamos o exigimos más atención para aquello de lo que muchos están viviendo. Si no se toman en cuenta estas consideraciones es  porque, ¿tan torpes somos?
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