18/04/2015
 Actualizado a 14/09/2019
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Nos dirigimos hacia una campaña electoral frenética, en la que los candidatos se reunirán con todos los estratos de la sociedad, con el fin de convencer y asegurar cada voto.

Nunca un voto fue fácil de conseguir, pero tengo la sensación de que en estas elecciones se pelearán, más incluso, que en ‘El Disputado voto del Sr. Cayo’.

El sector más complicado al que tendrán que enfrentarse son los jóvenes. El diario La Vanguardia publicaba hace una semana, un estudio sobre el aumento de la depresión entre los jóvenes debido a la falta de expectativas. Todos conocemos la situación que atraviesan en nuestra sociedad, la llamada fuga de cerebros. Jóvenes talentos que hacen las maletas para poder desempeñar su profesión en otros países.

Muchos de nuestros jóvenes, no solo poseen estudios superiores, sino también una amplia formación complementaria de postgrado, además de idiomas y numerosas capacidades y aptitudes. Y los que por diferentes circunstancias deciden quedarse, corren el riesgo de acabar trabajando en uno de los muchos call center, en los que su jefe de equipo, muchas veces con artes poco ortodoxas, les someten a mucha más presión que el tendido 7 de las Ventas a una figura de renombre en la Beneficencia. Y eso, dando gracias.

Aunque les diré, que si al final la historia acaba con final feliz, y tras el tiempo en el call center, consiguen acceder a un trabajo más acorde con su formación, la experiencia no habrá sido en vano. Porque solo valoramos los buenos trabajos cuando hemos conocido otros no tan buenos.

Algo parecido ocurre en la política. Pocos de los aspirantes a un despacho con bandera, sabrán lo que es un team líder, o lo que es acudir los sábados a currar de forma voluntaria, y mucho menos la presión en función de objetivos.

Las juventudes de los partidos políticos se crean en las aulas, algunos hasta son considerados productos de laboratorio. De la propina, las partidas de mus, y la etapa feliz y despreocupada de la Universidad, desembarcan en la concejalía de un municipio, y de ahí, a flotar como un corcho…

Esta semana hemos visto a un exministro, exbancario y exusuario de tarjeta black, acompañado por la policía en diferentes registros, por asunto ‘de dineros’ de dudosa procedencia. A expresidentes de Andalucía declarando su total desconocimiento e ignorancia en el asunto de los Eres. Imágenes que contribuyen al constante deterioro de nuestra clase política. Suma y sigue.
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