Vete a ver qué misterio oculta el doble cinto!, adivina qué busca su dueño, qué remedio casero o qué vieja creencia encierra debajo de sus hebillas.
Un clásico de los dos cintos, Escobar el de Matallana, tiene una explicación muy propia de su forma de entender la vida y también de contarla.
- ¿Cómo llevas dos cintos?
- Para la espalda.
- ¿Estás mal?
- Partí por eje.
- ¿Y con dos cintos lo solucionas?
- ¿Y sin los dos cintos lo soluciono?
- ¿No sería mejor que te operaras?
- En lo mío me ando yo, que al que me hurga ni le duele cuando aprieta ni va a cojear si la cosa no funciona bien después.
- Pero tú también cojeas.
- Pero es mi problema, no el suyo.
Y no le des más vueltas que, como dice él, «no me vas a sacar de la patá».
- ¿ Y no podría llevar dos cintos por estética»; me preguntan desde detrás de la pantalla mientras miran la foto.
- Cosas peores he visto... Y en una pasarela.
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