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Sembrad y recogeréis

19/07/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Sembrad y recogeréis. Así de sencillo. Y en este orden. Y por medio, un tiempo de espera y también de esperanza. De confianza en el trabajo hecho, bien hecho. Porque es necesario el trabajo y necesaria es la espera. Dar a cada cosa su tiempo. El tiempo necesario. Ora et labora. Así establece la regla benedictina. Sin trabajo estamos al albur de la fortuna, con trabajo también, pero menos.

Como escritor, he tenido que aprender a ser paciente, paciente y tenaz, aprender a no desfallecer sembrando palabras, con la esperanza de que germinaran todas ellas en un libro. Quizás, lo más duro, al menos para mí, de acometer la empresa de escribir una novela, sea la larga travesía que hay que recorrer entre el inicio de la siembra y la incierta cosecha. En estos tiempos en los que prima lo inmediato, es una dura lección, pero lección vital valiosa, dedicar tres o cuatro años a levantar con palabras las historias de los personajes. A esperar tres o cuatro años a ver el fruto de la siembra y del trabajo.

En este largo plazo que transcurre en la soledad del trabajo solitario, hay ocasión para las dudas, para que las inseguridades amenacen, noches también para la frustración y otras sibilinas que quieren convencer al ánimo a rendirse.

Hoy en día queremos, exigimos, la satisfacción inmediata de nuestros deseos. Indicio inequívoco de una sociedad infantil e infantilizada. Igual que niños lo queremos todo y lo queremos ya. Se abandona la infancia en el momento en que el niño descubre que «ya» no es «ahora» y que «ahora» no es cuando queramos. Igual que niños y que amantes. Estos versos le escribía Lope a su amada Filis: «Si lo has de dar, dalo junto, y si junto, dalo a punto y si no, no mandes más».

Estos días, cuando voy al huerto, sonrío. Durante el invierno, junto con mi padre, preparamos el huerto, volteamos la tierra para darle oxígeno, la abonamos para nutrirla, sembramos y plantamos cuando todavía hacía frío. Hicimos nuestro trabajo. La naturaleza ha hecho el resto. Sonrío satisfecho al ver frutos, los primeros tomates maduros, las berenjenas, las lechugas, los ajos y todo el elenco de hortalizas y verduras que hoy representan y cumplen la función de nuestro trabajo.

Y la semana que viene, hablaremos de León.
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