mirantesb.jpg

Se ve que nadie dijo nada

21/08/2017
 Actualizado a 15/09/2019
Guardar
Los tiempos han cambiado, es innegable, ya no se puede dejar la puerta de casa abierta enlos pueblos como si nada, sin miedo ninguno, sin preocupación alguna porque te la robaran o te la atropellara un tractor. Aquello es cosa del pasado que ahora, a la que te despistas te puedes quedar sin bicicleta y con cara de tonto. Hablo de los pueblos cercanos a León, los que más conozco, por supuesto no sé si ocurriera lo mismo en Tejerina, Corniero, Riolago, Odollo o Suárbol. Hablo también desde la experiencia de que no hace tanto nos afanaron una bicicleta vieja, pero arregladina, que nos hacía mucho servicio porque, además, le habíamos fabricado una carro que llevaba enganchado a la tija del sillín y que nos hacía un buen arreglo para transportar cosinas de la huerta. Pero en un descuido desapareció.

Andando el tiempo la vimos atada a una columna de la plaza mayor en unos días de estos de feria. La reconocimos rápidamente entre otras cosas por el enganche del carro, que no se habían ni molestado en quitar. Emocionado marchamos corriendo a casa a por algo para cortar la cadena. Agarramos lo primero que pillamos: maceta y cortafríos.

La cosa pudo acabar en tragedia porque cuando fuimos a dar el primer golpe voló la cabeza de la maza disparada hacia atrás. Por suerte, nodio a nadie y continuamos a lo nuestro. Se formó corro. Muchos achusmando detrás de sebe, grabando incluso, murmurando entre sí, pero tampoco nadie decía nada, seguro que les suena el cuento.

Al momento se acercó hasta allí un hombre bastante nervioso que se abrió paso y llegó hasta nosotros.

–¿Qué hacéis–, nos dijo.

–Nada–, replicamos.

–Eso no es vuestro–, se atrevió.

–¿Conoces tú a dueño?–, acertamos a interrogar.

–Sí–, confirmó dubitativo.

–Pues dile que venga, que aquí le esperamos–, le desafiamos.

Por allí no apareció nadie. Ni siquiera la Policía. Se ve que nadie dijo nada.
Lo más leído