Sala de trofeos

21/02/2017
 Actualizado a 19/09/2019
21-02-2017-a-la-contra.jpg
21-02-2017-a-la-contra.jpg
Es la sala de trofeos de un ganadero a la antigua usanza en una comarca donde la ganadería lo fue todo y hoy es casi nada a la orilla de un pantano, porque tampoco les dejan ser otra cosa.

Un ganadero con un poco de todo, vacas, ovejas, unas yeguas y las cosas muy claras, «soy esto, contra viento y marea, porque no quiero ser otra cosa, porque me gusta levantarme por la mañana y coger los perros camino del monte, ver cómo huelen el terreno, ver cómo me avisan de que en la noche anterior el lobo sí merodeó por la zona pero los mastines hicieron su trabajo como siempre, bien, que ya hace años que no sufro una lobada».

Es una pasión, por eso no es que tenga tirado ahí el trofeo es que el trofeo para él es verlas salir de la cuadra, verlas volver, comer en las praderas, caminar y escuchar los elogios de otros ganaderos. Su vida es esa, como lo es un día salir a cazar, tener las cuerdas a mano para atar las pacas en el carro o sujetar una portillera, como lo es enseñarte cómo pare una vaca una preciosa ternera, ver a las gallinas mezcladas con las ovejas, coger los huevos del ‘nial’ y llevarlos casi directamente a la sartén... No te imaginas cómo saben esas yemas mojadas en pan de hogaza.

Es otra historia, es otro mundo, es otra gente.

La sala de trofeos no son copas, es la vida diaria, hoy mismo.
Lo más leído