Ruta del Alba en Asturias

Ruta fresca a la sombra de los árboles, escuchando el agua que desciende en rápidos y cascadas a través de todo el recorrido

Vicente García
18/08/2017
 Actualizado a 18/09/2019
La senda se hace cada vez más estrecha y el desfiladero también. | VICENTE GARCÍA
La senda se hace cada vez más estrecha y el desfiladero también. | VICENTE GARCÍA
El verano –se ha visto en la ruta de las cascadas de Redipuertas– se presta a caminar en el frescor de la sombra de los árboles y el murmullo de los ríos y arroyos que bajan de las montañas. Tanto en León como en Asturias hay numerosos lugares en los que ese frescor se puede disfrutar en los calurosos días veraniegos. Por ello se ha elegido la Ruta del Alba, en el sur de la comunidad asturiana como una ruta agradable tanto en verano como en primavera y otoño.

Para realizarla es necesario desplazarse hasta la provincia asturiana, a la localidad de Soto de Agues, un pueblo del concejo de Sobrescobio, a 430 metros de altitud, donde comienza la ruta de ida y vuelta. Esta localidad tiene un conjunto de hórreos muy bien conservados, así como casas típicas asturianas y construcciones interesantes.

La Ruta del Alba está señalizada como la ruta de Pequeño Recorrido PR-AS 62,y es un camino muy conocido en Asturias y entre muchos leoneses que han realizado esta ruta.

Desarrollo de la ruta

Se inicia la ruta en la localidad de Soto de Aigües, donde hay un aparcamiento en el que es preciso dejar los vehículos, para cruzar el pueblo hasta llegar a un antiguo lavadero, hoy restaurado, donde comienza el camino hormigonado, muy cómodo y apto para sillas de ruedas, a lo largo del mismo, aparte de los hermosos paisajes, praderas reverdecidas y siempre el río Alba a la derecha, se pueden ver numerosos carteles indicativos de la ruta y sus características: flora, fauna, estructura del terreno…, asi como una señalización muy completa que hace imposible al caminante perder la ruta.

A lo largo de esta primer tramos se van encontrando varios puentes a la izquierda que no es preciso cruzar, así como un antiguo cargadero de la mina, hoy abandonado, todo ello entre praderas y bosques de árboles centenarios. Y alguna fuente en el camino, aunque el agua nunca falta. Al final se encuentra el área recreativa de la Foz de Laimo.

Durante los cinco primeros kilómetros el camino discurre sobre la pista hormigonada, con protectores de madera en el lado del arroyo, y a partir del área recreativa el camino sigue recto, pero cambia a senda de tierra y después de roca, introduciéndose en un desfiladero en el que el río se despeña en hermosas cascadas que dan mayor belleza al paisaje.

La senda se hace cada vez más estrecha y el desfiladero también aunque se hace muy llevadera pues no hay problemas de barrancos y a veces se encuentran soportes al lado del río, hasta llegar a un puente de piedra donde se ven nuevas cascadas más interesantes y sorprendentes que las anteriores, debido a su altura y caída.

A continuación se sube por unas escaleras siguiendo por un camino empedrado hasta llegar a una zona rocosa y de andar mas incómodo, y más tarde a un nuevo puente de piedra, donde la senda recobra un poco de comodidad.

Tras un tramo por este camino se llega a un puente de madera donde se unen los dos ríos, llamado la Cruz de los Ríos, donde hay un área recreativa y un poco más lejos un refugio y es el punto en el que finaliza la ruta, divisando el pico Retriñón a lo lejos.

La vuelta se realiza por el mismo camino. Las personas que hagan la ruta en sillas de ruedas o con sillas de niños pueden realizar perfectamente los cinco primeros kilómetros con la seguridad de que han caminado a lo largo de una hermosa parte de la excursión.
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