Román y Los Martinianos

Trompeta y voz de Los Martinianos, una orquesta formada por cuatro hermanos. Hijo de dulzainero, padre de saxofonista, emigrante, cantinero... un encanto de paisano con mucha historia a sus espaldas

Fulgencio Fernández
19/08/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Hay personajes que te conquistan rápido con sus historias, con la naturalidad que las cuentan, con las vivencias que han pasado y su cercanía. Uno de ellos es Román Rodríguez, que siempre te conduce hacia lo que fue una de sus ocupaciones: trompeta y voz de la Orquesta Martiniano; pero si te descuidas te lleva a su familia: «Ya me viene de raza lo de la música, mi padre y un hermano suyo ya tocaban, mi padre la chifla y el otro el tamboril», pero, sobre todo, a su hijo: «Romanín es un gran músico; es uno de los fundadores de la Orquesta San Francisco, después estuvo con los Quijano y ahora tiene dos academias de música en Alicante...». Y quiere seguir, pero el protagonista es él y es obligado hacerle regresar a su biografía.  

- Somos de Oceja de Valdellorma, al lado de La Ercina, allí empezamos con la música. Los cuatro hermanos formamos una orquesta, la Orquesta Martiniano.

- ¿Por qué ibais en el coche de linea de Martiniano (el primer dueño de la empresa Fernández)?

- No, hombre, es que mi hermano el mayor se llamaba Martiniano, que era el que tocaba el saxo y no nos complicamos la vida con el nombre.

Y con Martiniano integraban el grupo nuestro personaje, Román Rodríguez, que tocaba la trompeta; Gerardo la acordeón y Herminio la batería. «Empezamos a tocar en el año 1952 y anduvimos rodando por las fiestas hasta 1968, sobre todo por nuestra comarca, por el Valle de Sabero; principalmente en Olleros, donde éramos como la orquesta oficial del Salón y también de la Pista de Verano». Y, además, todo lo que iba surgiendo: dianas, procesiones, bodas... «lo que se terciara».

Pero, ya se sabe, de la música es difícil vivir y primero emigró al extranjero y después regentó un bar en León capital durante 35 años, por lo que «entre unas cosas y otras me conocía media provincia. Ahora, ya estoy para jugar la partida, cuidar de la nieta... y poco más».

Y contar historias. Escúchalo.
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