Repugnas de guapo y trilocado

Bertín Osborne llenó este lunes la Plaza Mayor en el concierto más polémico de las fiestas de San Juan y San Pedro

Fulgencio Fernández
28/06/2016
 Actualizado a 12/09/2019
En el concierto de Bertín Osborne en león hubo casi más monólogos que canciones.
En el concierto de Bertín Osborne en león hubo casi más monólogos que canciones.
Al pasar por el Albany,camino del Bertinazo, la tele encendida en el exterior —imagino que esperaban más de la España del pelotón— mostraba en todo su esplendor de plasma a Bertín entrevistando a Osborne. Un grupo de rapaces con banderas piratas les amenazan, a los dos: «¡A por ti vamos!».

Son varios los bares en los que la gente que camina hacia el concierto ve a Bertín en la tele. «Míralo, ahí y aquí, ¡qué cabrón el Albertín!».

Y el propio Bertín está feliz de jugar a la bilocación, que resultó trilocación, para desesperación de los exégetas de san Alfonso María de Liborio, en quien documentaron la bilocación de estar a la vez diciendo misa y en la cabeza de la cama del Papa Clemente (el del Palmar no, uno de verdad), que expiraba.

- Os volveréis locos, aquí conmigo, en la tele y entrevistándome a mí mismo o a mi doble, no sé. Sólo os digo que cuando estábamos allí cocinando llega mí mujer, «hola cariño» y va y le da dos besos... a él. Claro que yo le dije, a él, «¡vaya culo que tiene tu mujer», que es la mía. Bueno lo dejo, que me estoy metiendo en un jardín; dijo el jerezano nada más comenzar el concierto para explicar su trilocación: en León, en la tele y por partida doble. Si no es el misterio de la Santísima Trinidad, Bertín es uno y trino, se le parece bastante.

A las once y poco salió al escenario. Impecable, en chaleco, camisa y pantalón oscuro. La de mi pueblo ya no se aguantó, «¡repugnas de guapo!» y el trilocado la escuchó: «Ya verás cuando baje».

Había pleno y Pleno. La plaza estaba llena, «abarrotá», plena. Y también se podía celebrar un Pleno,municipal, allí estaban el alcalde, Salguero, Yiyo, Pedro Llamas... felices con el lleno hasta la bandera en su concierto más polémico.

Salió Bertín del charco de la tele, su doble, el culo de su mujer... y no evitó ningún otro, el concierto camina a medio camino entre un recital y un monólogo, habla tanto como canta y no es momento de analizar qué hace mejor. O peor. O las dos cosas. O ninguna.

Explicó cómo llegó al mundo de la canción y lo hizo después de explicar un viaje por el mundo de los negocios que sólo podía desembarcar en Panamá. «Primero me metí en una cosa que a los que no sois tan jóvenes os sonará, se llamaba Sofico, menudo pufo. Salí de allí escaldado y me hablaron de una naviera, y para allá fui. Un día me mandaron a Vigo, que llegaba un barco nuestro, y marché en mi Dyane 6, que tardé media vida, y cuando estaba en el barco empezaron a aparecer policías y guardias civiles, que traía un alijo de droga. Menos mal que no me conocía nadie y yo dije que estaba allí por curiosidad, por ver un barco».

- ¿A Panamá fuiste en el Dyane?; preguntó uno pero con las miradas que le echaron ya no se atrevió ni a pronunciar el 6.

Bertín no se dio por aludido y seguía a lo suyo: «Salí más escaldado, pero entonces ya me salió una cosa seria y llamé a mi madre: ‘Mamá, ahora sí, ahora estoy en una empresa seria, de la tierra... Se llamaba Rumasa. Y ya me dijo mi madre, canta hijo, canta».

- Y esto cantaba entonces.

Así introdujo un blues en inglés, que era lo que cantaba en los karaokes, para explicar que el de la casa de discos le dijo «esto lo compra tu familia, y no toda’ —os diré que ‘donde más tontos hay es en la tele, en la música y en el vino, y en todos estoy yo», explicó—  y al mes me mandaron a casa esta otra cosa. Y comenzó a cantar su conocido «Amor que vino fresco / a la sombra de un ciprés/ el vuelo de una nube / solitaria al atardecer...». Hasta ahí, porque de ahí en adelante tomó la voz el público y se la cantaron. Y_él se dejaba, bueno es él, aunque no consta que repartiera nada de los 24.000 euros con los Niños Cantores de León.

Y así fue desgranando su biografía a través de las canciones. Recordó un negocio que sí le fue bien, vender vino. «Es el mejor negocio porque lo que no vendes, lo bebes. Imagínate que vendes tornillos...».

La gente estaba entregada, le entraban al trapo de todas las bromas. La recalcitrante insistía en que «repugnas de guapo», él insistía en que «ya verás cuando baje».

- Guapo y ubicuo; se atrevió a decir otro que se disculpaba de estar allí porque «me trajo la paisana».

- Oiga, pues si no le gusta, se va, ¿qué le hizo para que le llame eso?

Aprovecho y me voy yo también,veo que aquellos que le amenazaban en la tele del Albany era una falsa alarma. Es más, al pasar compruebo que siguen amenazando al jerezano... en la tele: «Bertín, Mariano, Montoro y Rato. Está visto que aquí solo vivís cuatro».

Oye, lo habían preparado y lo cantaron, pero en la Plaza no.
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