Remontada frustrada

Los chavales levantan un partido que el Ademar tenía perdido y le ponen 29-27 a falta de 90 segundos... pero Costoya les quita la gloria

Jesús Coca Aguilera
29/03/2015
 Actualizado a 01/09/2019
Piñeiro realiza un lanzamiento en seis metros. | MAURICIO PEÑA
Piñeiro realiza un lanzamiento en seis metros. | MAURICIO PEÑA
Quedaban 15 minutos para el final y todo parecía perdido. La semana de pasión del Abanca Ademar parecía que iba a alargarse con una derrota sin paliativos con el Anaitasuna. El resultado era 20-23, pero las sensaciones eran aún mucho peores y la impresión es que pensar en sacar algo positivo era una quimera.

Jugaba el equipo ademarista sin Mikel Aguirrezabalaga, cojo tras lesionarse en el entrenamiento del viernes, y que pese a que forzó para jugar de inicio pronto se vio que no podía y que tenerle en pista era un claro error, por lo que no jugó en la segunda parte. También sin Almeida, con muletas en la grada, si bien no quedó claro que eso fuera un factor negativo. Y por si fuera poco su ‘estrella’, su jugador más desequilibrante en 2015, el central Joao Silva, cuajaba un partido espeluznante, encadenando pérdidas sin sentido en ataque y regalando exclusiones en defensa.

Con Almeida con muletas en la grada, Mikel forzó pese a estar cojo, pero no podía y no jugó nada en la segunda parte Era la peor situación posible para poder sacar algo contra el cuarto de la Asobal, que se mostraba tremendamente superior y, una vez superados los primeros compases de ligero dominio ademarista, se había puesto con cuatro goles de renta (11-15) tras un parcial de 1-5 ya en la primera parte, y jugaba con esa renta, que ya no había vuelto a bajar nunca de dos goles.

Así pues, esos 15 minutos se antojaban como un ‘camino de rosas’ para los navarros y un suplicio ante su gente para los leoneses. Pero, cuando ya nadie la esperaba, llegó la increíble reacción. De forma épica por quienes la protagonizaron, el Ademar le daba la vuelta al partido. Eran los chavales, los menos habituales y casi todos los de la cantera ademarista, los que tiraban de corazón y garra, los que ejemplificaban cual es el verdadero espíritu Ademar y levantaban a una grada que estaba dormida.

El capitán sin duda fue Diego Piñeiro, que cuajó una segunda mitad de auténtico escándalo. Defendió en el cento, donde el salto con respecto a Almeida fue enorme, y fue imparable en seis metros en ataque, donde tras el paso por vestuarios se hinchó a meter goles (acabó con seis en siete tiros) y a forzar siete metros.

Entre Biosca, Mellado, Javi García, Molina, Vega y Piñeiro levantaron un choque en que Anaitasuna estuvo 4 arriba Pero no fue el único que brilló. Lo hizo Mellado, un día más sensacional en el avanzado del 5-1, con una gran intensidad que ahogó por completo las ideas navarras; Biosca, que jugó la segunda parte y se hinchósacar balones; Vega, sin acierto en el tiro pero que se echó el equipo a sus espaldas y lo dirigió con maestría; y dos jugadores que nadie esperaba: Alberto Molina y Javi García.

Volvió el central tras su sanción para cuajar el que probablemente haya sido su mejor partido con la elástica ademarista; y tuvo minutos el fornido canterano en ataque, donde Gordo apostaba con acierto durante muchos minutos con jugar con dos pivotes, y él marcaba tres tantos.

Con esos mimbres, más la efectividad de un Carrillo que había sostenido al equipo en la primera mitad y la agresividad de Richi atrás, la diferencia poco a poco se iba acortando hasta que a falta de nueve minutos para la conclusión devolvían el empate (25-25) al tanteador. Ahora sí, el partido pintaba a ser un cara o cruz. A que el acierto en los últimos minutos decidiera. Y ya era más de lo que se podía esperar apenas unos instantes antes.

Comenzaba entonces un intercambio de golpes, con Costoya haciendo daño con sus lanzamientos y el Ademar sin aprovechar las opciones de completar la remontada poniéndose por delante... hasta que a falta de 5 minutos para el final, justo después de que Biosca le detuviera un penalti a Juan Castro, una rápida transición colocaba el 27-26.
La grada estaba enfervorecida. Más cuando otra parada de Biosca a Meoki daba la opción de poner dos de renta. Pero los canarios Raluy y Sabroso, que demostraron por enésima vez que optan a pareja arbitral más sobrevalorada de la historia de balonmano y se pasaron el choque encadenando compensaciones para uno y otro lado, pitaban una dudosa falta en ataque a Javi García y Goñi ponía el 27-27.

Sin embargo, Piñeiro volvía a aparecer para aprovechar un pase de Vega y meter un 28-27 que quizá debería haber venido acompañado de exclusión; y, en la jugada siguiente, Mellado robaba el balón y culminaba la contra para colocar el 29-27 a un minuto y 45 segundos para la conclusión.

El Ademar tuvo 12 segundos para marcar el gol del triunfo pero Joao, espeluznante todo el choque, erró el lanzamiento El choque estaba de cara... pero dos ‘zambombazos’ de Costoya frustraronuna remontada que los leoneses merecían y les dejó sin la gloria. Se levantaba el asturiano para poner el 29-28 y, después de un ataque en que Vejin se precipitaba jugándose el tiro demasiado rápido y estrellándolo en el larguero, volvía a lanzar Costoya desde nueve metros para empatar a falta de sólo 24 segundos.

Aún quedaba una bala. Dani Gordo devolvía a pista a Joao Silva, sentado en la remontada debido a su pésima actuación, y le daba a él la bola de ganar tras un golpe franco a falta de tres segundos. Pero su lanzamiento era blando e iba al centro a las manos de Capón, haciendo que el 29-29 fuera definitivo.

Remontada frustrada. Empate que sabe a poco y hace que Europa empiece a parecer una misión imposible.
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