15/01/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Se cumplen este año los 50 de la publicación en Madrid de una novela, ‘Volverás a Región’, que revolucionó la narrativa española de los sesenta y supuso la presentación en sociedad de un escritor, Juan Benet, que se convertiría en uno de los puntales de nuestra literatura del último medio siglo. Juan Benet, ingeniero de profesión, trabajaba por entonces en la construcción de la presa del Porma y la huella del paisaje leonés se percibe no sólo en esa novela sino en todos sus libros posteriores. Región, el territorio mítico que inauguró con su primera entrega narrativa (salvedad hecha de un librito de cuentos editado a sus expensas, ‘Nunca llegarás a nada’, en 1961) constituye en palabras del propio autor el trasunto literario de una tierra en la que trabajó durante varios años y que fue determinante para él: «Para mi y para mi familia –y creo que para toda la gente que trabajaba conmigo– los años del Porma fueron decisivos. Me atrevería a afirmar que fue en el Porma donde completé mi formación de ingeniero, donde adquirí una manera de ejercer la profesión que se adquiere de una vez para siempre y que, con independencia de los conocimientos pasados y futuros, apenas se modificará ya; donde, para llenar las largas tardes invernales de aquel lugar extremadamente solitario escribí por enésima y definitiva vez una novela –‘Volverás a Región’– que en buena medida vino a suponer cierta madurez literaria, o, al menos, una acercamiento más serio a la afición que hasta entonces sólo había practicado a ratos perdidos y bien perdidos», escribió Juan Benet en un artículo titulado precisamente ‘Región’, publicado por la revista Margen, de León, y recogido posteriormente en un libro, ‘Prosas Civiles’, editado por el Colegio de Ingenieros de Madrid.

Coincidiendo con el medio centenario de la inauguración de Región como territorio mítico, la Fundación Cerezales prevé una exposición encaminada a reflexionar sobre la repercusión de las grandes obras públicas, principalmente los embalses, en el paisaje leonés, cosa de la que me felicito. Es algo que debería haberse llevado a cabo hace ya mucho tiempo. El sesgo estético y cultural que los gestores de la Fundación pretenden darle a la exposición garantiza además una visión diferente del tema, sin apriorismos ni maximalismos fáciles. Y, aunque en vida polemicé a menudo con el autor de una obra que condenó a la desaparición el valle en el que vine al mundo pocos años antes de ejecutarse, me alegro de que se reconozca la vinculación literaria de Benet con una tierra con la que siempre se manifestaría en deuda: «Durante diez años viví en aquellas tierras; en esencia el único período de mi vida que he vivido fuera de Madrid, y que, por lo mucho que significó para mi, por la impronta con la que me marcó, por el motivo de inspiración para mis aficiones literarias y el definitivo sesgo que allí adquirió ese aspecto de mi vida, constituye tal vez el momento de fraguado de la sustancia de que he sido hecho».
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