¿Quién ganó el debate? Los Falcons de Atlanta

27/09/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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“Vas a vivir una elecciones aquí. Y eso es algo que no olvidas. Vamos a votar a quién dirigirá el país y, probablemente, el mundo” me decía este fin de semana un buen amigo mío americano, Jim Erb, veterano del ejército con el que suelo compartir conversación y café. Y es que, casi quince meses muy cerca del corazón geográfico de EEUU dan mucho de sí. Es Tulsa, en Oklahoma, el lugar. Una ciudad marcada las últimas semanas, como Charlotte, Chicago, Dallas… por la violencia y conflictos entre la policía y la población afroamericana. De cerca, asistiendo diariamente a su vida entre bambalinas, te das cuenta que subyace algo más, que frotando a veces encuentras justificaciones donde otros sólo aceptan reproches ante la desmesura que nos ofertan los medios.

Por eso, la elección de presidente del próximo 8 de noviembre contempla un panorama que, hasta la fecha, cualquiera en España envidiaría. El pasado lunes, en el primer debate, se pusieron muchas cartas sobre la mesa. Aunque no todos vieron la mano. El fútbol americano, el deporte que define sus valores, logró oscurecer la señal en muchos de los restaurantes. Los Saints de New Orleans se enfrentaban a los Atlanta Falcons y, en Peoria Street, la zona chic de esta ciudad de más de 400.000 habitantes, escogieron el duelo sureño. El combate verbal entre un outsider de la política como Donald Trump y Hillary Clinton, que representa los valores del establishment, buscó otros foros. Muchas radios evitaron la música habitual nocturna y se enfangaron en la hora y media, sin interrupciones publicitarias, de los discursos sesgados ideológicamente por posiciones tan contrapuestas. “Tienen en común que son dos grandes mentirosos” me comentaba hoy María (nombre figurado) de una compañera del trabajo. “Trump miente por principios, pero Hillary nos ha engañado a todos. Nadie le perdona lo que sucedió en Libia. Incluso, ante eso, lo de los emails tiene menos valor, pero lo que hizo en Bengasi fue engañarnos a todos y provocar la muerte de americanos”.

“Si ha llegado donde está, a pelear por la presidencia, es porque tiene dinero y mucho poder por detrás que le apoya. Sanders era mucho mejor candidato porque no estaba manchado de nada, pero los demócratas no le quisieron” sostiene otro amigo que no quiere que le cite. Hay que tener mucha confianza con tu interlocutor en este país para hablar de ideas o de fe (“de política y religión no hablamos” nos comentaban amigos en las primeras citas que teníamos).

Y entre la dualidad del deporte y del debate, sorprendió el papel de Lester Holt como moderador, un tipo de color, periodista de dilatada experiencia y al que se le oyó lo suficiente cuando se debía y apenas se le vio. Quizás un guiño al momento social y una bofetada a Trump, que reculó con sus palabras ante la importancia que tendrá el voto hispano –más de veinticinco millones- y los once millones de ilegales que el magnate quiere expulsar del país. Aunque al final, hubo acuerdo entre ambos: “Gane quien gane, el vencido siempre dará su apoyo al presidente”. Una moraleja, a ojos de un español, que algunos que imaginamos deberían copiar.

@angarcialvarez
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