Puigdemont se cuela en unas Cabezas que vuelven a finalizar sin acuerdo

La cita, que estuvo marcada por la amenaza de lluvia y el intenso frío, tampoco este año clarificó si los ciudadanos entregan un tributo a San Isidoro de manera voluntaria u obligatoria

Ical
30/04/2017
 Actualizado a 14/08/2019
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La ceremonia de Las Cabezadas finalizó un año más en la Real Colegiata de San Isidoro de León sin llegar a un acuerdo entre los representantes de la Corporación Municipal y los del Cabildo isidoriano, sobre si los ciudadanos acuden cada año de forma voluntaria -como defiende el Consistorio- u obligatoriamente -como dice la Iglesia- a entregar un tributo a San Isidoro. El debate entre los representantes de ambas administraciones no lo clarificó aunque sí estuvo marcado por algunos tintes de humor que aportaron la figura del presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, y el nacionalismo.

El síndico municipal, que fue el concejal Javier García Prieto, recordó el origen de esta tradición y luego denunció que a los responsables del Cabildo isidoriano se les está poniendo “cara de Montoro o de cobradores del frac” porque con su “intención permanente” de defender el foro, es decir, la obligatoriedad del pueblo de León de acudir a esta cita, están dejando a un lado sus obligaciones como la custodia del cuerpo del santo, del legado artístico y cultural de la colegiata -a los tres símbolos de la Colegiata les falta algo, al gallo los ojos, del Panteón Real desapareció un manto y al grial de doña Urraca le faltan algunas piedras preciosas, según dijo García Prieto- así como rendir culto solemne al santo.

El representante del Cabildo, Juan Jesús Fernández Corral, acusó a García Prieto de estar “un poco nervioso” y defendió que sí están cumpliendo con sus obligaciones de custodia. El síndico municipal pidió “confidencialidad” y lamentó que haya voces que estén dudando sobre la celebración en León de las primeras Cortes parlamentarias cuando había un Cabildo “despótico y tirano” con el pueblo de León, se dice que los sacerdotes no respetaban los 'Decreta' en algunos de sus puntos e incluso hay un poema de Lope de Vega al respecto.

“No sé si no estará en peligro que la Unesco retire el origen del Parlamentarismo a León”, ironizó un García Prieto quien también argumentó que los Servicios de Inteligencia españoles cuentan con agentes “retorcidos” y se rumorea que circula un informe en el que se acusa al Cabildo isidoriano, no solo de ser “un aliado objetivo” del nacionalismo catalán sino de ser “la quinta columna del independentismo”. Incluso no descartó la posibilidad de que puedan acudir a San Isidoro “a buscar algún documento sobre el señor Pujol”, bromeó García Prieto.

Ante estas opciones, el Cabildo defendió que “de aquí no va a salir nada por el secreto de confesión” e incidió en que la asistencia del pueblo no parece muy voluntaria porque los cirios que se entregan cada año “se quedan en esta santa casa”. En este sentido, el responsable isidoriano confió en que también iluminen, no solo los corazones de la gente, sino a la Concejalía de Empleo que dirige García Prieto y a un sector de tanta relevancia como es la educación.

Esta ceremonia conmemora los hechos que, según la historia o la leyenda, ocurrieron en el año 1158, un año de gran sequía en la que se decidió sacar las reliquias de San Isidoro de la basílica para pedir que lloviera, algo que ocurrió de forma torrencial cuando se encontraba en Trobajo del Camino, lo que hizo que los restos casi se enterraran. Ni los hombres más valientes ni los más fornidos consiguieron sacar los restos, algo que sí consiguieron cuatro niños que envió doña Sancha, quienes levantaron las reliquias del santo. Desde entonces, el pueblo de León acude a dar gracias por este hecho.

La jornada de este domingo estuvo marcada por la amenaza constante de lluvia y por el intenso frío. De hecho, la ceremonia, que habitualmente se celebra en el centro del claustro de la Real Colegiata de San Isidoro, se decidió trasladar inicialmente a uno de los pasillos para evitar la lluvia, aunque finalmente la ausencia de precipitaciones y las previsiones facilitaron que se retomaran los planes iniciales, algo que se vio recompensado con tímidos aplausos por parte de las decenas de asistentes que volvieron a congregarse en San Isidoro.
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