Ponferradina 1 - 1 Real Zaragoza: 'Un empate que sabe a poco'

El conjunto berciano suma un punto que no le saca de la zona de descenso / El conjunto blanquiazul fue de menos a más, pero no tuvo acierto de cara al gol

Alejandro Cardenal
02/05/2016
 Actualizado a 09/09/2019
Santamaría vuelva para despejar un disparo a puerta. | CÉSAR SÁNCHEZ
Santamaría vuelva para despejar un disparo a puerta. | CÉSAR SÁNCHEZ
Dice el refranero popular que grano a grano se hace granero. La Deportiva consiguió ante el Real Zaragoza un empate (1-1) de esos que en el mes de octubre saben a gloria, que ayudan a forjar equipos y afrontar con esperanza el futuro. ¿El problema? Que el ‘futuro’ del conjunto berciano está a solo seis partidos de distancia y amenaza con estar en la Segunda B.

El punto sabe a poco. Primero porque el equipo blanquiazul ofreció una imagen radicalmente distinta a la de la era Fabri, especialmente durante la segunda parte; también porque tuvo la victoria en la mano, decisiones arbitrales aparte (Dongou reclamó dos penaltis y Santamaría sacó de dentro un lanzamiento de falta), y vio como el conjunto maño ponía las tablas ya en la recta final con un gol de Ángel tras una asistencia estratosférica de Erik Morán.

Tampoco le sirve de gran cosa el empate al Zaragoza, que comenzaba el fin de semana con el ascenso directo a tiro, pero vio frenada su escalada en la capital berciana. Los de Lluis Carreras llegaron a estar durante varios minutos fuera de la zona de ‘playoff’ y el punto es un ‘mal menor’ que tampoco sirve para calmar sus aspiraciones.

Toque personal


Rubén Vega optó por un once sin estridencias, mezclando la flor y nata de sus antecesores (la dupla Berrocal-Aguza arriba; Adán Gurdiel en el lateral derecho) con su‘toque’ personal. Tanto el de Castrillo como Tomás Nistal son muy de David Caiado. Ya en Zorrilla el tándem apostó por el portugués y en su vuelta al banquillo reiteró su confianza en el extremo, que sentó a Melero, Antón o Djordjevic y dejó fuera de la convocatoria a Pablo Infante y Khomchenvoskyy.

Jebor, Seoane y Alberto Domínguez fueron los otros tres descartes restantes de una lista que refrendaba la intención de dar un paso adelante del técnico, con un banquillo repleto de alternativas ofensivas con dos delanteros puros (Luka y Hume) y futbolistas de buen gusto con el balón.

Enfrente, un Real Zaragoza en el que destacaba la entrada de Sergio Gil en el extremo izquierdo y que a pesar de las bajas (Culio, Lanzarote, Vallejo e Hinestroza), salía con las ideas muy claras; aprovechar la superioridad numérica en el centro del campo y buscar las cosquillas a los centrales con la velocidad de Dongou.

De una falta provocada por el camerunés llegaba el primer aviso del equipo maño, un balón colgado más peligroso por los recuerdos de catástrofes pasadas que por sí mismo. Poco después, era el ariete el que tras zafarse de Jonathan Ruiz conectaba un disparo que atrapaba bien Santamaría.

Al órdago maño respondía la Deportiva con los ‘renacidos’. En su regreso tras un mes de ausencia, Berrocal y Aguza trataban de echarse el equipo a la espalda, y de una combinación entre ambos surgía un contragolpe que a punto estaba de dejar a Acorán cara a cara con Manu Herrera.

Fue un ‘oasis’ en el desierto. Con el paso de los minutos crecieron Javi Ros y Erik Morán y desapareció la Deportiva.El Zaragoza fue amo y señor durante la primera parte. Como el ‘abusón’ del patio, se quedó el balón, jugó cuando quiso y a lo que le apeteció.

Así, hubo que esperar al filo del descanso para comprobar que los maños también tenían portero. Un remate de cabeza de Berrocal, que llegaba manso a las manos de Herrera, fue todo el bagaje ofensivo de la Ponferradina en una primera mitad en la que quiso pero no pudo.

Reacción en la segunda parte


Rubén Vega reaccionó en el descanso centrando la posición de Caiado y dejando a Aguza en banda, un cambio que buscaba la velocidad del portugués para inquietar a los centrales rojillos. Aunque ni uno ni otro anduvieron especialmente inspirados en su nueva demarcación, el partido se rompió. Los aragoneses perdieron posesión, pero ganaron en mordiente.

Con ambos equipos liberándose de los corsés que el cansancio y la necesidad (bercianos por la permanencia, maños por el ‘playoff’) rompieron, llegaron las ocasiones que faltaron en el primer acto. También la polémica. En una cabalgada marca de la casa, Dongou era derribado en el área por Alan Baró cuando encaraba a Santamaría. Ais Reig, muy protestado tanto por los jugadores como por la grada,no vio penalti y la Deportiva se aferró a la salvación.

Primero hubo que ‘madurar’ a Herrera. El guardameta sostuvo a los aragoneses cuando más apretaron los locales, primero sacando un cabezazo a bocajarro de Raillo, después una volea de Sergio Aguza. A la tercera fue la vencida. Cuando los blanquiazules empezaban a perder la fe, apareció Acorán, el ‘bueno’, el viejo conocido, el que tanto había echado de menos la Deportiva, para hacer justicia a la mejoría de los bercianos.

Pero a perro flaco, todo son pulgas. Los de Vega y Nistal no aprovecharon la desesperación del Zaragoza, que empezó a ver fantasmas en la actuación arbitral, con razón en el caso de un disparo que sacaba Santamaría sacaba de dentro o el placaje con el que el guardameta navarro evitó que Dongou le doblegara en el mano a mano, y desperdiciaron la oportunidad de sentenciar.

Con el partido agonizando, Morán despertó del letargo en el que había estado sumido durante toda la segunda parte y se inventó un pase para que Ángel marcará un tanto que obliga a la Ponferradina a resucitar lejos del Toralín para no perder comba en la pelea por la permanencia.
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