A pesar de un nuevo tropiezo y de la irregularidad de los de Pedro Munitis, las tablas sirven para reducir a solo dos puntos la distancia con el ‘playoff’. Ya lo dice el refrán, en todas partes cuecen habas. Si la Ponferradina está escalando con el freno de mano puesto, el Pontevedra va cuesta abajo. Los gallegos encajaron su cuarta derrota en cinco partidos, una mala racha que solo la irregularidad de Deportiva (6º) y Valladolid B (5º) no está castigando.
Ante el Caudal, los bercianos llegaron demasiado tarde al partido y cuando intentaron llevarse los tres puntos no tuvieron margen de maniobra. Las mejores ocasiones se produjeron en la recta final del encuentro. Aunque los blanquiazules jugaron el último cuarto de hora en inferioridad numérica por la lesión de Yuri cuando ya se habían realizado los tres cambios, Jonathan Ruiz tuvo hasta en dos ocasiones la oportunidad de desequilibrar la balanza.
Las lesiones fueron la otra nota negativa del choque. Andy y el propio Yuri tuvieron que marcharse antes de tiempo, lo que deja a Munitis sin dos de sus hombres fuertes a mitad de camino. La Deportiva sigue escalando, ¿aprovechará la pájara de sus rivales?
Inicio sin porterías
La Deportiva se presentó con dos novedades en el once. Gonzalo sustituía a Núñez en el eje de la zaga y Jonathan Ruiz hacía lo propio con Chavero en la medular, dos cambios que resaltaron la nula capacidad de los blanquiazules para llevar el peso de los partidos. Con el único central de la plantilla capaz de salir con algo de criterio desde atrás –aparte del defrenestado David Goldar – y el mejor centrocampista en el banquillo, cada posesión fue un infierno.
Inculcar las virtudes de un juego más vertical ha sido la obsesión de Pedro Munitis desde su llegada a la capital berciana, pero cuando el juego directo –el ‘pelotazo’ de toda la vida– pasa a ser una obligación y no un recurso, el resultado es la enésima catástrofe de lo que va de curso.
Eso fue la primera mitad de la Deportiva, una nueva hecatombe ante un Caudal que llegaba necesitado a la capital berciana y se permitió el lujo de marcharse al descanso sin recibir un solo disparo a portería. Tal fue la falta de ideas y de propuesta de los blanquiazules que Yuri, desesperado, se veía forzado a buscarse las habichuelas escorado en la banda o bajando a recibir a su propio campo.
La lesión de Andy a la media hora dio entrada a Chavero, que en su faceta de hombre orquesta, no dio abasto. Obligado a recuperar, organizar y llegar, el catalán terminó siendo otra víctima de las carencias colectivas. La primera parte concluía con una falta lateral envenenada de Menudo, el único acercamiento potable de los bercianos en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Intento de reacción tardía
Un par de destellos de Yuri no bastaban para resucitar a un equipo que echó de menos las bandas. Cidoncha y Menudo apenas intervinieron, Ríos Reina no tuvo la profundidad que acostumbra y Nacho López volvió a derrochar voluntad, pero en campo rival resta más de lo que suma.
Consciente del embudo en el que se había convertido el equipo, Munitis rescató del ostracismo a Víctor Pastrana, el único extremo puro de la plantilla, con la intención de ganar desborde en el costado. Las ocasiones llegaron, ya sin Yuri en el campo. La más clara la tuvo Jonathan Ruiz. El centrocampista se encontraba un balón en la frontal del área, pero su latigazo lo sacaba bien Bussman.
Al final, tablas y un punto que no sirve a los bercianos para dar un golpe sobre la mesa en la pelea por el ‘playoff’, ni a los asturianos para poner tierra de por medio con el descenso.