Parece que dudan

16/03/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Todos tenemos derecho a darnos un homenaje; a hacer, por un momento, lo que nos pide el cuerpo y romper aquellos corsés que nos impone la profesión, a cada cual la suya, que no conozco ninguna libre de ataduras, salvo la de imbécil, pero no es el caso.

La buena de Cris –creadora en un rincón de la redacción de un espacio zen con su eterna sonrisa– decidió que después de escuchar un buen número de ruedas de prensa para que alguien diga lo bien que lo hace él o lo mal que lo hace el adversario, de viajar a las entrañas de numerosos correos electrónicos cargados de adjetivos elogiosos sobre el titular de la institución que los envía, de ponerle voz y texto a las imágenes que otra habitante del espacio zen –la tía Pastoriza– le muestra sobre asuntos tan vibrantes y emotivos como el enchinarrado de la Plaza del Grano o algún presunto milagro propiciado por el Santo Grial... después de todo ello, decidió que ya se había ganado el derecho de tener un momento de verdad y emoción, de escuchar voces sin doble sentido, de sentirse protegida más que soportada, de ser mirada a los ojos con la misma cara de felicidad que ella mira y entrevistó a dos mastines, madre e hijo, que en este momento de la entrevista parece que dudan pero que después se soltaron y le hablaron con la bondad y nobleza que todos los de su raza tienen, no se les supone, como el valor a los humanos, la tienen.

Y su espacio zen es ahora más zen que nunca.
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