20/04/2020
 Actualizado a 20/04/2020
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Le confieso, aunque a estas alturas supongo que no haga mucha falta, que soy bastante más de letras que de ciencias. Y aunque en esta nuestra profesión-cajón de sastre hay que estar al corriente un poco de todo, las matemáticas nunca me han hecho demasiada gracia por culpa de… Bueno, vamos a dejarlo en el misterio de los puntos suspensivos, porque me consta que esta casa aún se tiene la buena costumbre de comprar todos los días el periódico y evitamos un disgusto.

Así que eso, que las matemáticas y las ciencias nunca han sido mi fuerte y una de las razones para elegir esta carrera y no una ingeniería de las que siempre me llamaron la atención y que –le revelo ahora sin que lo sepa mucha gente– he ido estudiando lejos de una universidad, adquiriendo habilidades a mi manera y poniendo en práctica lo aprendido de forma exclusivamente privada.

Hecha esta confesión y aunque las matemáticas y yo no nos llevemos demasiado bien, he de decirle que en el tema de estadísticas sí me manejo medianamente gracias a un profesor muy exigente que tuve en la carrera. Porque aunque los números no sean una prioridad en la vida de las personas, que me perdonen los de ciencias puras y duras, la vida está llena de números y de cifras.

Por desgracia, últimamente usted y yo estamos demasiado acostumbrados a ellos. Todo porque alguien quiso que ya no consideremos que Juan, Carmen, Pepe y María han enfermado por este maldito virus sino que hay cuatro casos nuevos en tal pueblo y que el porcentaje de infectados representa un 4,21% de las cartillas sanitarias. Ni celebramos que Antonio y Lourdes lograron salir de la UCI, pasar a planta y volver para casa porque sólo vemos que baja la ocupación de camas y hay dos nuevas altas.

Y después de los días y semanas, con tanto número, tampoco reflexionamos que León y nuestros pueblos han perdido mientras estamos encerrados en casa y pretenden tenernos entretenidos con la gente aplaudiendo en los balcones 1.500 personas. 1.500 personas con nombres, apellidos, una historia y una vida que se acaba con un número porque desgraciadamente toda esta gente muere siendo simples números.
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