Ni harappas, ni anasazi

12/04/2017
 Actualizado a 02/09/2019
12-04-2017-a-la-contra.jpg
12-04-2017-a-la-contra.jpg
A mi lado estudian un tema siempre actual, el de las culturas, los pueblos que han desaparecido. Escucho: Los harappas del Valle del Indo, que hoy es Pakistán, que se quedaron sin agua; los anasazi de Nuevo México, por falta de comida; la civilización minoica de Creta, tal vez enterrados en una erupción volcánica; los cucuteni de Rumanía cayeron bajo las fauces de pueblos guerreros; a los súbditos de la Reina de Saba les ocurrió que otra reina, Yodit, aprovechó su victoria para quemar sus iglesias y su literatura (la poesía es un arma...); del Imperio Jemer en Camboya estudia que les ocurrió que construyeron muchas carreteras y tristemente les pusieron puente de plata a sus enemigos para conquistarlos (decían en La Cabrera en el siglo pasado que cuando mejoraron las carreteras la mayoría de aquellos habitantes de esta comarca las aprovecharon para marchar)...

Advierto, sobre las explicaciones no me pidan cuentas a mí sino a los responsables de las controvertidas Logse, Lomce o vaya Wert a saber. No se si son reales, pero convendrán conmigo que son diversas y hasta poéticas.

Viene a cuento la cosa de que, cada año, cada Semana Santa, cuando se repiten escenas como la que hoy nos trae Mauri se reabre la polémica, salen partidarios y detractores, unas veces suben de tono y otras no pero la historia sigue. No les ha faltado agua, ni comida, no les han quemado sus libros, nos han usado sus carreteras para derrotarlo, no ha habido otras reinas (¿dioses?) que derroten a la suya.

Van veinte siglos y gozan de evidente buena salud, que diría Zorrila si fue él quien lo dijo. Algo tendrá que ver esta puesta en escena. O no.
Lo más leído