‘Nanojob’ cronometrado

10/01/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Cada vez que los políticos hablan de descenso tiemblan los toboganes de cifras y el movimiento se convierte en tsunami cuando los números llevan el apellido de laboral inserto entre sus decimales. ‘Baja el número de parados’, leo en la prensa mientras un garbeo por el centro comercial me lleva a la recién llegada –uno de esos números que se cae de la lista-. En un visto y no visto es dependienta, porque su contrato no llega ni a nanojob. Media hora de reloj sale del paro y cinco minutos ya los ha perdido contándomelo. Menos mal que en medio de la conversación ya me ha envuelto una compra, que si no igual al cuarto de hora la largan por baja productividad y no le pagan ni siquiera la antigüedad.La joven parece acostumbrada a este tipo de argucias laborales…por eso cronometra. «A las cero horas digo un hola escueto, sin florituras, no vaya a ser que entremos en conversación y me despiste unos segundos. Si es cara conocida llamo a la compañera para que se encargue, que puede comenzar a mentar a la familia y no hay reloj que aguante . Dos minutos y medio para ayudar a la clienta a encontrar lo adecuado y rezar diez segundos, a ser posible nueve, para que no tenga un día confuso y se lleve por delante mis diez minutos de cuadrar oferta y demanda. Ha pasado un cuarto de hora y parece que lo tengo, eureka. Minuto 17, segundo cliente. Me da que no encajamos. Vamos por el 20 y no se decide, 21, 22. Se lo va a pensar. ¿Seguro?, no lo encontrará tan bueno. Media hora de contrato y tengo que conocer el libro rojo de la publicidad de pé a pá, menos mal que tener dos carreras ayuda. Se lo piensa igual. Minuto 26. Dice que tal vez vuelva. Le digo que no pregunte por mí, que estaré al paro ‘bis’, a no ser que alguien necesite cubrir un puesto de cuarto de hora».
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