Mira su cara, por favor

22/06/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Para todos los niños su madre es el refugio que siempre tiene las puertas abiertas de par en par; su padre es el hombre más fuerte, más alto, más sabio y poderoso que jamás han conocido, y los abuelos son los seres más bondadosos que se pueden encontrar en su camino.

Es cierto que pasa el tiempo y las cosas pueden cambiar, pero ésa es otra historia, que nada tiene que ver con la cara de felicidad de la niña. Vuelve a mirarla, disfruta y olvida la cantidad de tonterías que a estas horas que lees el periódico ya puedes haber escuchado y la cantidad de desgracias y malajes de las que ya han hablado en la televisión.

He visto niños cogidos de la mano de sus padres que cuando les hablan de que los mayores saben una cosa el niño dice que sabe cien, si cuentan que corren un kilómetro el niño puede andar un mundo, si ellos han metido un gol a cualquier deporte el chaval o la chavala recuerdan muchos más y además por la escuadra y con tirabuzón...

Y nadie miente. Pues la realidad de los mayores jamás será capaz de desbancar en el podio de los logros a los sueños de los peques.

Por eso mismo la niña de la imagen se negó a que la lógica tuviera el más mínimo resquicio para componer la imagen de esta fotografía y siempre supo que los sueños solo tienen un camino, que ella tocara el bombo grande, más que ella, y que los mayores se arreglen como puedan con su pequeño tambor.

No serás capaz de discutir que es la niña quien tiene razón, quien avala que vale más un sueño que cien telediarios.

Y si te da la tontuna de pensar que no tiene razón, mira su cara otra vez, por favor. Y ahora dime.
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