Matallana, viuda de mastín

El Turco fue durante muchos años mucho más que un perro para las gentes de Matallana. Fue su mascota, el protagonista de sus conversaciones, un vecino más del que lloran su adiós

Fulgencio Fernández
02/04/2017
 Actualizado a 15/09/2019
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Cualquiera que haya atravesado Matallana de Torío ‘estación’ sabe de qué la hablo, de quién. Del impresionante mastín que habrá visto caminando tranquilamente por las aceras o las calles de la localidad, tumbado a la puerta de cualquier, tranquilo, impasible mientras algún cliente le pasa por encima, sin ningún miedo, El Turco no se inmuta. Si son niños se podían subir encima de él, jugar, hacerle perrerías... El Turco era el prototipo de lo mejor que se cuenta de los mastines.

Son muchos años por sus calles. Al sol de agosto o a las nevadas que se fueron sucediendo una tras otra a lo largo del invierno de 2015, por citar el último que pasó tranquilamente entre el manto blanco. Contra viento y marea El Turco era un mastín libre, que era la explicación que su dueño, Dani, ofrecía a quienes se empeñaban en querer aplicarle las leyes y los códigos que rigen para los perros callejeros. Hasta El Seprona acudió en auxilio de la ley.

Contra viento, mareay el Seprona el Turco nunca dejó de ser un perro libre por la calle Pero ser libre y, además, un vecino más de Matallana era el único que regía la vida de El Turco. Así lo quería su dueño, así lo querían sus vecinos, así se ganó el derecho a ser libre este perro que acabó siendo una seña de identidad más de Matallana de Torío.

Impresionaba su estampa cuando lo veías de cerca. Pero su cara le delataba, no le metía miedo ni a los gatos este caminante eterno y lento, de andar pausadoy amigo de detenerse allí donde le daba la gana.

En los últimos días, en las últimas semanas, el caminar de El Turco era triste y hasta doloroso verlo. Le costaba mucho moverse, podía quedarse parado delante de un coche como invitando a poner fin a su camino.

Y llegó al final de 15 años como mascota y vecino. El Turco es el protagonista de todas las conversaciones estos días en el pueblo. Matallana asume que es «viuda de un mastín».
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