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Más cuento que ringo rango

02/07/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Hubo tal nivel de atorrancia con las fiestas de la capital que no nos quedó más remedio que ducharnos –fuera del calendario establecido, sin tener que ir al médico ni nada– y echarnos carril abajo a ver que se avionaba por la capital y sus festejos. Escogimos, faltaría más, el día de los cuetes artificiales, aún a riesgo de que nos pillen los fotógrafos mirando p’arriba con la boca abierta y salgamos más tontos de lo que dice el «cociente intelectual», que diría Belén Esteban en cualquiera de sus libros que fue récord de ventas en la Feria del Libro.

Vuelvo al suco, que me esnorto, pero os tengo que decir una cosa ya de antemano, mucho ringo-rango pero los cuetes artificiales no tienen varilla y a ver ahora cómo decimos en el bar de Marga que estuvimos allí. Cuando tiran los cuetes en el pueblo coges la varilla y eso ya es justificante, como si te sellaran la compostelana en el Cortinglés, que ya es lo que les faltaba a los peregrinos para que sea más difícil creer en dios, que es grande, que en Jordi Pujol, que es pequeño, aunque hay que sumarle un 3%, que ya da una talla aparente para poderdesfilar en la Pasarela Villanueva y la Geltrudis, que es donde hizo el Bachillerato el abuelo Florencio, que me pasa rozando, porque si se llama Fulgencio le doy una estañadura que no se pone derecho ni el 18 de julio.

Otra vez al suco, que vaya día que tengo. Total, que como era fiesta grande sacamos del pajar vacío el 124 TS Coupé amarillo, que era el de ir a La Estrella de Mansilla cuando tocaba lo agarrao Albano y Romina, buenos cojones tenía Pencho para la música. Nos echamos abajo, como mandan los cánones, parando en los bares abiertos a tomar un sol y sombra y cuando llegamos a León no había cabrón que aparcara. Tira p’abajo, tira pábajo, cuando a Farraperas se le fue el volante de la mano, el coche cogió vida propia, vio las luces coloradas del Latin Lover y se averó allí sin consultar. Se entestó a la pared y El Tumbao razonó:«Desde esas ventanas se tienen que ver muy bien los cuetes artificiales».

Menos mal que se acabó el espacio porque ahora venía lo peor.
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