"Macondo está en la Sobarriba"

Francisco Flecha, el único profesor de Filosofía que queda en la ULE y cronista de reino menguante "donde todavía sueñan febrilmente algunos caudillos ondeando su bandera"

D.L. Mirantes
17/12/2016
 Actualizado a 09/09/2019
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– ¿De qué pecados se confiesa?
– Los pecados se tienen con entusiasmo cuando se es joven, ahora ya solo me quedan las ganas de pecar, pero, vamos, veniales…

– De poco le ha servido pasar por el seminario.
– Eso te sirve para perdonártelos tú mismo, como los libros de autoayuda. Es un aprendizaje del perdón de los propios pecados, de los otros no tanto. No habrás visto ningún cura que esté muy arrepentido de lo que ha hecho, porque se dedican, básicamente, a perdonar a los demás.

–Echo en falta propósito de enmienda.
– Los curas y los filósofos somos gente que nos gustan ir a las tertulias de la tarde. Nosotros no hablábamos tanto de propósito de enmienda, como de propósito de merienda.

–Por ahí tendrían que vender un poco más la Filosofía, con cada libro un ‘tigretón’.
–Ya ni así.

Parece que soñamos que García Márquez escribía bien porque descubrió un pueblo que se llamaba Macondo y que si nosotros tuviéramos un Macondo cualquiera de nosotros escribiría cosas maravillosa– ¿Por qué no vende?
– En esto hay una cierta mitología. La hemos vendido (la Filosofía) muchas veces como mercancía y puede que eso sea lo que nos está matando al gremio. Porque en principio la Filosofía no era para aprender de nada, sino para dudar de todo. Era para engatusar a la gente a ver si pensaba de otra manera que, que ese es el principio de la Ciencia. Pero incluso así llegaron luego los de Apple y sacaron unos carteles con grandes genios (Einstein, Picasso...) que decían ‘Piensa de otra manera’ y ya ni eso es de la filosofía, sino que ya es deMacintosh.

– ¿Qué se puede hacer por las letras?
– En un mundo como este, donde el futuro está cada vez más en la técnica, en saber manipular cosas, solo en los pueblos logran mantener la chispa de la palabra. En este sentido, las letras, el hablar, el escribir, el comunicarse, así, gratuitamente, es cosa de otra cultura que estamos haciendo desaparecer.

– ¿Cuánto hay de realidad en esos cuentos de los filandones?
–La realidad es un concepto lógico que no existe.

– Entonces, veremos barcos de vapor subiendo algún día por el Bernesga.
– Seguramente, porque la realidad la construimos cada uno de nosotros y los cuentos son nuestra propia verdad. Los cuentistas lo hacemos simplemente para construir nuestra propia verdad.

– Como Pereira, Merino, usted con las ‘Crónicas del Reino Menguante’… Ni mengua tanto el reino, ni nos quedamos sin cuentos ¿Qué hubiera pasado si estos escritores hubieran nacido en Macondo?

– Eso es otra cosa. Es que con esos pueblos, Bucaramanga, Guanajuato; Parece que nadie habla de Garrafe, de La Vecilla; Y parece que soñamos que García Márquez escribía bien porque descubrió un pueblo que se llamaba Macondo y que si nosotros tuviéramos un Macondo cualquiera de nosotros escribiría cosas maravillosas. Y no. Macondo no es un lugar es una forma mirar la realidad. Macondo está en Garrafe, en la Sobarriba…

–¿Hubiera escrito lo mismo Márquez si hubiera nacido en Zalamillas?
– Sí, seguramente.
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