Los valores por encima de la competición

El técnico de un alevín del Puente Castro, Roberto González, le pidió al árbitro que no diera por válido un gol de los suyos con el portero del rival, la Cultural, indispuesto

J. A.
05/04/2017
 Actualizado a 18/09/2019
El técnico, Roberto González, junto al niño que anotó el gol y que respaldó la decisión de su entrenador. | MAURICIO PEÑA
El técnico, Roberto González, junto al niño que anotó el gol y que respaldó la decisión de su entrenador. | MAURICIO PEÑA
Mucho más común, pero con mucho menos ruido, millares de campos de fútbol a lo largo y ancho del país son para millones de niños escuelas de vida por encima de malos ejemplos.

En un tiempo en el que lo habitual dentro del fútbol base parecen ser los conflictos entre padres, jugadores, árbitros y entrenadores, el deporte sigue dejando muchos más ejemplos de excelente comportamiento y muestra de valores.

Para muestra un botón y a un paso de distancia. Ocurría este mismo fin de semana en los campos artificiales del Área Deportiva de Puente Castro. La Cultural C alevín y el Puente Castro D se enfrentaban en un partido entre segundo y primer clasificado respectivamente que, a falta de cuatro partidos para el final de la liga y con solo cinco puntos de diferencia entre ellos iban a decidir en buena parte qué equipo de los dos terminaría como campeón al final de la temporada.

Un partido por tanto de máxima rivalidad y tremendamente igualado que estuvo marcado por una acción en concreto.

El guardameta culturalista sufrió un episodio de epilepsia que se quedó únicamente en un susto para los presentesEn un ataque del Puente Castro, uno de los jugadores arlequinados lanzaba a portería y marcaba gol. Ni los propios jugadores de uno y otro equipo, ni el árbitro ni el banquillo del conjunto local se dieron cuenta entonces de que algo no iba bien. El portero culturalista no estaba en el que debía se su lugar. Roberto González, técnico del Puente Castro, fue el primero en darse cuenta de lo que sucedía: «Nadie se había dado cuenta, pero yo me fijé y me pregunté, ¿pero dónde está el portero? Entonces le vi fuera de la portería y vi que le estaban empezando a dar espasmos».

Dada la voz de alarma y ante la preocupación general, asistentes y padres saltaron al campo a auxiliar al guardameta, diagnosticado con epilepsia pero que vivía su primer episodio durante un partido de fútbol.

Una vez estabilizado y de vuelta a la normalidad, el partido procedía a reanudarse con saque de centro tras decretar gol el árbitro ajeno a lo que estaba ocurriendo. Fue ahí cuando el propio técnico arlequinado se dirigió al colegiado para decirle que el gol no debía subir al marcador por cómo había sido: «Los niños de los dos equipos se volvían a su campo para sacar de centro, pero creí que no era justo que ese gol fuera válido así que se lo fui a decir al árbitro».

Le dije al árbitro que no diera el gol por válido y tanto mis jugadores como los padres apoyaron la decisión El estado de nervios que había producido el episodio dio lugar a una mala aplicación de las normas, ya que el árbitro decretó un bote neutral para que el Puente Castro recuperara el balón, si bien el reglamento no permite anular ninguna acción y el partido tenía que haber seguido su curso desde el centro del campo, si bien Roberto González tenía claro que «de haber sido así nos hubiéramos dejado marcar un gol, había muchos nervios y ninguno nos dimos cuenta de cómo tenía que haber sido correcto desde el punto de vista reglamentario».

Una reacción deportiva y repleta de valores ante la que, como no podía ser de otra forma absolutamente nadie, ni jugadores del Puente Castro ni sus padres realizaron absolutamente ninguna objeción: «Nadie dijo nada, los chicos se volvieron para su campo y los padres apoyaron la decisión».

El partido finalizó con un 1-1 en el marcador que demostró la igualdad del choque dando más valor aún a lo sucedido y deja con ventaja al conjunto arlequinado en la lucha por la liga.

Todo un ejemplo de comportamiento que pone de manifiesto que ni mucho menos en todos los campos de fútbol base los incidentes son lo habitual, sino que entrenadores y padres son muchas veces más un ejemplo para los jugadores que algo de lo que avergonzarse.
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