Alfonso B&W

Los que estiran las vacaciones

28/07/2016
 Actualizado a 17/09/2019
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Siempre he sido desconfiado. Ahora, durante mi retiro de ejercicios espirituales y gastronómicos en mi querido Redipollos, la desconfianza no llega más allá de los envites del mus, pero el resto del año, cuando tengo que pelearme cuerpo a cuerpo con la actualidad, los niveles de desconfianza se me disparan tanto como se me hundieron los de plaquetas.Detrás de cada noticia, detrás de cada titular, detrás de cada nota de prensa, que últimamente ya se creen autorizados para emitirlas hasta las comunidades de vecinos, suelo encontrar trampas que dejan sus protagonistas. En ellas se puede concluir que se creen muy listos por vendernos una y otra vez la misma obra, el mismo balance y el mismo presupuesto, cosa que me parece muy respetable, pero al mismo tiempo parece que consideran que todos los demás somos tontos.

Pienso esto mientras apuro mis últimos días de vacaciones, con la lata de sardinas llamándome desde la distancia y el Catedral de León empañando la copa, y pienso también en que este año el hecho de no haber hecho los deberes a tiempo ha dejado sin vacaciones a nuestros políticos. Sí, como usted, yo también lo siento en el alma.Siento el alma que tengan que estar de despacho en despacho negociando lo que no saben, lo que no quieren, y siento que tanto esfuerzo que nos han pedido a los españoles para salvar la cosa pública no sirva absolutamente para nada ante sus intereses y devaneos. Los que sí están de vacaciones, y en realidad, de algún modo, siempre lo han estado, son los responsables políticos provinciales, de todos los partidos, a los que veo felices de que sus jefes estén entretenidos con sus pactos y sus abstenciones, mientras ellos prolongan unas vacaciones que ya duran sin duda más de lo que merecen.
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