29/04/2017
 Actualizado a 14/09/2019
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El pasado domingo, como todos los días desde hace 18 meses, en mi casa madrugamos y mucho, más aún si es festivo. Con más ganas que energía decidimos celebrar el día de la comunidad, como lo festejan casi todos los leoneses, yendo de excursión a Asturias, de cabeza a la playa (gran afición de mi hijo). Dimas tiene algo de sangre asturiana (aportación de su abuela materna), y debe de ser por eso que, como dice Juan Carlos Vázquez,será un gran marino.

Antes de emprender el viaje, salí a comprar los periódicos para leer a ‘los grandes’ (Sr. Rubio, La Liebre, Fulgencio… y por supuesto la madre en apuros), y tomarme un café en alguna de las cafeterías del centro de la ciudad. Sobre la escaleta todo iba en tiempo: el niño había desayunado sin incidencias, un café largo a las 9:50 y a las 10:00 en carretera. Pero todo se torció: Alfonso V, Avenida de Roma, Padre Isla, Roa de la Vega, Suero de Quiñones, Ramiro Valbuena,Renueva… calles donde habitualmente reina la hostelería… ¡Todas las cafeterías cerradas! Tomarme un simple café se convirtió en una misión imposible, así que imagínense si el deseo fuera de alguno de aquellos sándwiches de mi admirado Esteban Fierro y su templo: El Musgo. O las tostadas de mi añorado José María y su Cantábrico, el de verdad, que encendía la plancha antes incluso de que llegasen los periódicos. Triste de mí, tuve que volver a casa y tomarme un Nescafé, con leche desnatada (las capsulas se habían acabado) y dos galletas María.

Ya metidos en carretera y con el mosqueo en todo lo alto, recordé que el Domingo de Ramos también tuve dificultades para comer por el centro alguno de los locales que había abiertos, me metieron más presión que Roberto cuando me retraso con las columnas, aclarándome que cerraban transcurrida media hora, imaginé que para dormir una buena siesta, porque si al menos me llegan a decir que se iban a sacar el Dainos…

Que León está falto de industria y que una macroempresa con cientos de empleos no va a desembarcar aquí todos lo tenemos claro. Que el Ayuntamiento junto con las cofradías hagan un campañón de promoción en Madrid, los trenes lleven el reposacabezas invitando a la ciudad de moda,que los hoteles cuelguen el cartel de ‘no hay billetes’ y que ver el museo de San Isidoro empiece a ser complicado ante tanta demanda, muchos no lo entienden y deciden cerrary ‘disfrutar’ el día que León rebosa de visitantes, como decía una comerciante «con la Visa caliente», para luego abrir un lunes o tener abierto todo el mes de agosto cuando aquí no quedan, como decía el genial Mota,más que ‘cuatro cierrabares’.
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