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Lo que malicie la contorna

04/06/2017
 Actualizado a 15/09/2019
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Nos estamos viniendo arriba de tal manera con la maturranga de la modernidad que cuando suena el teléfono fijo ya no lo cogemos no vaya a ser que haya alguien en la contorna que vaya a maliciar que es que no tenemos móvil.

Y hasta ahí podíamos llegar (si tuviéramos gasolina y no fuera tan cara).

Lo que malicie la contorna es fundamental para que no se vaya a decir. Antes de que llegara la luz Mael ya le debía tres recibos a León Industrial no fueran a acusarlo de colaboracionista con las fuerzas de la luz. Antes de que llegara la cobertura Mesiapraos llevaba el teléfono móvil a jugar la partida «por si le llamaban de la empresa», dando a entender que hay momentos en la vida de la empresa que si no está tu ciencia al servicio de un botón bien se puede acabar el mundo. «O algo peor», que decía siempre Angelillo.

- Pero, ¿qué puede haber peor que se acabe el mundo?

- Que no se acabe.

Vuelvo al suco y la contorna que me esnorto. El que mejor maneja la contorna es Vitalino, El Papa de Genicera, al que siguen sin beatificar pese a que repetidamente habla idiomas que no conoce. Cuando regresaba al pueblo Miguel El Sombrerín, que tenía el dinero por castigo y se le partieron varias vigas porque no aguantaban el peso, Vitalino siempre se ponía a su lado y te pedía que le hicieras una foto. Cuando se la ibas a llevar te decía que le pusieras por detrás, para queno se le olvidara de qué era: «Miguel y Vitalino: por parejas, los más ricos de toda la contorna».

Y no mentía. Cómo va a mentir un hombre que habla latín nada más que oscurece sin necesidad de ningún diccionario.

Venía todo a cuento de que ahora nadie coge el fijo ¡Qué tiempos aquellos cuando estaban los paisanos jugando la partida y les llamaban por teléfono para el tercer aviso de que las sopas están frías. Escuchaban como si fuera el veterinario de la inseminación y al acabar colgaban el auricular del perchero. Hasta que pitaba y decía Maite: «¡Otra vez en el perchero!».
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