Le da igual una que otra

21/09/2016
 Actualizado a 16/09/2019
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Le da igual la bicicleta pequeña que la grande, lo importante es subirse a ella. Si es grande se va de pie, si es pequeña se abren las piernas para que no tropiecen con el manillar.

Siempre dio igual la pequeña que la grande pues la bicicleta es el símbolo. Estar aparcada junto a la acera es sinónimo de vacaciones, de niños sueltos, de excursiones, de caídas, de heridas, de Mercromina, que ahora ha perdido la batalla frente al Betadine, de alcohol y lamentos.

Bueno es que haya un grupo de bicicletas tiradas como un ‘burruño’ en cualquier rincón de cualquier pueblo o parque, muy cerca hay vida, niños, juegos, escondites.

Siempre dio igual que las bicicletas fueran grandes o pequeñas ¿Quién no recuerda a cualquier chaval atravesado por debajo de la barra de la bicicleta paterna, la de ir a regar o a la mina, pues por encima de la barra no llega hasta los pedales?, ¿quién no recuerda a aquellos otros que sólo pueden dar medio pedal y coordinan las dos piernas con maestría para que se sucedan?

Y en la pared del taller cerrado de Lucas permanece la imagen del privilegio de la bicicleta adaptada, la eclesiástica, con rueda grande ‘de hombre’ y cuadro ‘de mujer’, sin barra, para que los párrocos pudieran acudir a dar las misas dominicales sin que se les enganchara la sotana.

Pero no es el caso, a la niña le da igual una que otra.
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