La política y el patrimonio

Los cambios de postura de los partidos respecto a algunas de las obras que afectan a los bienes patrimoniales leoneses evidencian que se ponen por delante sus estrategias antes que la verdadera conservación de las lecciones de historia que nos da el pasado

17/05/2017
 Actualizado a 27/08/2019
Ciudadanos dio recientemente un contundente cambio de rumbo en cuanto a su postura respecto a las obras de la Plaza del Grano. No era el primero ni el segundo (hacer política de globos-sonda, en función de la contestación social, parece que se ha convertido en la forma de actuar de la formación naranja en el Ayuntamiento de León) pero en esta ocasión se le sumaron, al día siguiente, PSOE y UPL. Hasta ahora, estos tres partidos habían mantenido un mutismo absoluto respecto a esta polémica y necesaria obra, en la que el acuerdo sólo ha estado en lo de necesaria. Sorprende ese cambio de postura, porque las obras, como dice el juez y como dice el Colegio de Arquitectos, se corresponden exactamente al proyecto, lo que indica que ni PSOE, ni UPL ni Ciudadanos se lo debieron de leer cuando correspondía y que lo que quieren ahora es aprovechar los recelos que despierta en una parte de los habitantes de León esta obra. Llegado este punto, bien es cierto que un poco más de delicadeza por parte de la empresa constructora, ante unos trabajos que todo el mundo sabía que iban a estar en el punto de mira, hubiera evitado que se encendieran los ánimos, ahorrando fotos virales. Pero la realidad es que los bandazos y poner por delante sus intereses a la verdadera conservación del patrimonio no son propiedad exclusiva ni de UPL, ni de Ciudadanos, ni del PP, y ahí está Lancia para demostrarlo: el PP paró la obra en tiempos de Zapatero, más tarde la paró la falta de inversión por la crisis económica y ahora los mismos restos que provocaron aquella paralización (que no se puede decir que fuera precisamente una sorpresa que aparecieran) ya no impiden la obra.
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