La innovación que te escucha

Se celebra este sábado el Día Mundial del Implante Coclear, en el que se reivindica el trabajo que niños y mayores hacen día a día para mejorar la audición y la pronunciación

Sergio Jorge
25/02/2017
 Actualizado a 15/09/2019
205658707
Este sábado se celebra el Día Internacional del Implante Coclear, en el que se cumplen 59 años desde la colocación del primero en el mundo. Sirve esta fecha para reivindicar la importancia de este tipo de intervenciones que cambian la vida del beneficiado gracias a una tecnología puntera y, sobre todo, revolucionaria. Porque algo tan natural como oír se convierte en un lujo inalcanzable cuando algo falla, ya sea desde el nacimiento o por una enfermedad, una infección o la toma de un medicamento. Son muchas las causas, muchos los casos y muchas las formas de sobrellevarlo, pero sobre todo hay una innovación que acaba con todos los problemas.

Según explica el jefe del servicio de Otorrinolaringologia del Complejo Asistencial Universitario de León, Ignacio Álvarez, un implante coclear "es un dispositivo electrónico que puede devolver la audición a pacientes con pérdida auditiva severa". "A diferencia de los audífonos, se precisa cirugía para su colocación en el oído interno, y su funcionamiento se basa en una estimulación eléctrica de las terminaciones nerviosas del nervio auditivo", detalla.

El doctor Álvarez especifica que los implantes se pueden poner a cualquier edad, pero "los mejores resultados se consiguen con adultos que perdieron la audición por cualquier causa, o en niños menores de 6 años, hayan tenido o no audición previa". De hecho, recomienda que "lo ideal es intervenirles antes de los dos años, que es el periodo crítico para el desarrollo del lenguaje".

Estas operaciones no se hacen en el Hospital de León, por lo que tienen que ser derivados al Río Hortega de Valladolid o al Complejo Asistencial Universitario de Salamanca. "Tan importante como el éxito en la intervención quirúrgica es la reeducación auditiva", especifica Álvarez, que apuesta por equipos multidisciplinares de "otorrinolaringólogos, logopedas, educadores y psicólogos, que durante varios meses, a veces años, trabajan con el paciente".

Ahí se encuadra la labor de la Asociación de Familiares y Amigos de Sordos de León (Asfas), que tiene su sede en un espacio cedido por el Ayuntamiento de Villaquilambre en las instalaciones del centro de salud. Nació hace cuatro años después de que se juntaran unos padres que veían que "no había rehabilitación logopédica específica, porque sí hay logopedas muy buenos, pero no había específica para niños", explica Óscar Martínez, padre de Marcos, que tiene hipoacusia. Son unos 18 niños los que acuden todas las semanas, y para ello cuentan con dos profesionales de la logopedia a tiempo total, además de otra persona que enseña el lenguaje de signos.

"Hay que tener mucha paciencia, porque hay problemas de comportamiento, que hay que salvar poco a poco y trabajar con ellos", añade Óscar. Su hijo no tiene implante pero sí Tristán, que está a punto de cumplir seis años. Su madre, Patricia Viñuela, reconoce que "al principio se cae el mundo encima, pero que haya una asociación como Asfas ayuda muchísimo a las familias". "Al final se puede llegar a normalizar bastante una situación que en principio te da miedo por qué va a pasar en el futuro, cómo se va a integrar, si va a ser feliz, pero luego las va superando y ves que no es tanto", agrega satisfecha de una innovación que obliga a padres, profesionales y al propio niño a trabajar día a día, puesto que "muchas veces se frustran porque no entienden, porque no se les entiende, ven que los demás tienen unos sistemas de comunicación a los que ellos no llegan y eso produce una frustración".

"La adaptación es lo más difícil, hacen falta muchas sesiones de logopeda y mucha paciencia, porque él va aprendiendo a un ritmo retrasado, ya que lógicamente tiene un retraso en el vocabulario", apunta María López. Su hijo, Mario, tiene tres años y medio y los implantes se los pusieron hace apenas nueve meses, por lo que está al inicio del proceso, pero ya se puede ver que "es un niño y activo y no esperas que esté sordo, solo porque se le ve, sin más". "El niño nos habla mucho, nos cuenta un montón de cosas, tiene iniciativa, cada día vocaliza más fonemas, por lo que nosotros estamos muy contentos", resume su madre.

El otro caso en el que se asegura mayor éxito al implantar es en el de adultos que hayan perdido la audición, como José Antonio Merchán, que fue intervenido hace dos años y ahora tiene 50. "Es todo un invento, no sabría describir las primeras experiencias que tuve cuando me activaron el implante, son bastante maravillosas y dejan una huella importante porque por primera vez eres capaz de oír unos sonidos que ni siquiera sabías que existían. Te das cuenta de que la lluvia cuando cae mete ruido, que cuando pisas las hojas, meten ruido, que cuando abres una bolsa de patatas se monta un escándalo", resume sobre un proceso que exige "trabajar con apoyo logopédico" para que oír no sea un privilegio.
Archivado en
Lo más leído