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La inagotable Catedral

17/08/2017
 Actualizado a 13/09/2019
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He vuelto a la Catedral de León. Es un edificio que concita muchos comentarios tópicos y típicos. Esa forma de aproximarse a él puede resultar pesada en algunos casos. Los que hemos visto el templo desde pequeños llegamos a considerarlo una parte del paisaje; perdemos la capacidad de asombro y lo percibimos como un elemento más de la ciudad. Solo la iluminación nocturna de esa mole amarilla es capaz de sacar nuestros ojos de la observación apresurada para llevarlos al asombro.

Personalmente estoy redescubriendo el edificio. Para mi sorpresa falta mucho por saber de él. Siempre creemos que estas grandes obras han sido objeto de profusos estudios y que todo o casi todo se conoce. Pues no. Me ha pasado con el prerrománico, especialmente con el leonés, que es objeto de mi afición y que constato que está en mantillas. Me ha pasado también con la iglesia de San Isidoro, tan insuficientemente explicada al visitante, y me pasa ahora con la Catedral. La lectura de los libros más conocidos sobre ella no ha resuelto muchos de los desconocimientos de ese edificio. Y es que muchos estudiosos solo hablan de la documentación y no de cómo está hecha la obra, algo que está a la vista de todos.

Mi primer sorpresa fue darme cuenta de que la nave principal del edificio está desconectada de las torres. Eso es muy arriesgado en la arquitectura medieval porque las torres soportaban las tensiones laterales de la estructura. De hecho no hay ninguna catedral de la época con las torres separadas del cuerpo principal. Hacer una nave exenta del tamaño de la de la Catedral fue una locura. Lo de la Santa Capilla de París ya debió ser arriesgado, pero es mucho más pequeña. De hecho la catedral de León es la nave exenta más grande del gótico. Fue tan original que los constructores de la de Astorga lo copiaron tiempo después. En ningún lugar más se atrevieron con la hazaña.

La otra peculiaridad que me ocupa estos días son los extraños contrafuertes que tienen las torres en sus esquinas. No los he visto similares en ningún sitio. Creo que se deben a que la torre norte es anterior al resto de la obra y se reaprovechó para recrecerla con lo que hoy es el campanario y la fea aguja herreriana. Como la torre no estaba preparada para soportar tanta altura y tanto peso, se reforzaron sus esquinas, configurando una solución singular. Así que en la torre aledaña al seminario, que es posterior a ésta y a la nave principal, no les quedó más remedio que copiar para que no pareciese raro.

Y hay más aspectos curiosos, como la pared prerrománica del museo, el pórtico principal hecho de dos veces…
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