La cara humana de los grajos de La Sobarriba

El biólogo italiano Vittorio Baglione estudiaba en La Sobarriba la vida de los córvidos cuando se encontró con un comportamiento singular en la corneja negra (grajos), que forma familias estables algo "que resulta realmente increíble"

Fulgencio Fernández
26/02/2017
 Actualizado a 17/09/2019
El biólogo Vittorio Baglione en el campus. | MAURICIO PEÑA
El biólogo Vittorio Baglione en el campus. | MAURICIO PEÑA
En Italia, mi tierra, y en Europa, lo que yo conocía, la corneja es un animal que cría en parejas, sacan los pollos y a los dos meses aproximadamente se hacen independientes, se van a vivir en bandos no reproductores. Pero al seguir mis estudios en La Sobarriba comprobé con gran sorpresa que su comportamiento no era ése, ni mucho menos, entre las cornejas negras de La Sobarriba no encontraba parejas, no se iban las crías... Aquí formaba familias estables, las crías se quedan con sus padres 4 ó 5 años, conviven con otros miembros de la familia...».

Así explica, muy resumido, la paradoja que se encontró el biólogo italiano Vittorio Baglione lo que se encontró cuando llegó hasta León —y eligió la comarca de La Sobarriba—para seguir con los estudios de su tesis doctoral sobre ‘Los córvidos. Interacciones ecológicas’ y su tesina sobre ‘La corneja cenicienta’.

Llegó a León con algunas ideas claras, por ejemplo la de la forma de vida habitual de las cornejas negras (lo que popularmente llamamos grajos) es la que apuntaba al principio. «La corneja negra (Corvus corone corone) es un ave de mediano tamaño muy común en zonas abiertas y agrícolas de Europa. Como la mayor parte de las aves, suele reproducirse en parejas monógamas y las crías se independizan pocas semanas después de abandonar el nido».Pero comenzó a encontrar realidades que desmontaban la teoría sobre su forma de vida: «No encontraba parejas entre las cornejas de La Sobarriba con lo cual lo de vivir en pareja se tambaleaba. Y, como buen investigador, profundizó en ese estudio, buscó qué ocurría en esta tierra, colocó cámaras sobre los nidos que encontraba, hizo muchas horas de trabajo de campo y se encontró con una realidad muy curiosa: «Vivían en familia. Pero en un núcleo familia muy estable, en el que los hijos se quedaban cuatro o cinco años con los padres, que es mucho tiempo si tenemos en cuenta que la vida de una corneja negra ronda los diez años... Es decir, las crías se van de casa a edad avanzada».- Como los humanos, que ahora se van de casa a los cuarenta; bromea este biólogo italiano que ya lleva una década en España y trabaja actualmente en la Universidad de León después de pasar por la de Valladolid, y también en Palencia, dependiente de la de Valladolid.La broma de irse tarde de casa se complementa con otra curiosa ‘coincidencia’, que se estableció para seguir su investigación en La Sobarriba y allí descubrió este singular comportamiento familiar de los grajos. Y esta comarca es, seguramente, la que mantiene vivas numerosas viejas tradiciones, costumbres y un arraigo familiar. Sonríe. «Ya tengo bastante con investigar los motivos de las cornejas para vivir en familia como para relacionarlas también con los vecinos».No es fácil estudiarlos, los grajos son un ave  muy recelosa del humano, con razón, pues son presa comúnY apunta que aunque su trabajo se ha centrado en La Sobarriba en las publicaciones científicas en las que ha colaborado —como la prestigiosa revista de biología Proceedings of the Royal Society o Science—relatando este curioso comportamiento habla de la corneja ibérica, «pues se da en otros lugares del norte de España y, por ejemplo, he conocido que ocurre en una comarca de Granada; pero sigue siendo un hecho singular». De hecho, la explicación que cree más verosímil de este comportamiento es que «está relacionado conel ambiente. Nuestro grupo ha comprobado que las cornejas ibéricas defienden sus territorios durante todo el año. Para los individuos jóvenes e inexpertos, permanecer en el territorio natal supone un mejor acceso a unos recursos que los adultos se encargan de defender. Ese fuerte incentivo para ‘quedarse en casa’ crea las condiciones para que, a la primavera siguiente, se produzca la cría cooperativa, que es como se llama esta forma de convivencia. Es decir, nuestras cornejas tienen otra peculiaridad que es la de vivir a lo largo de todo el año en un único territorio, que es defendido constantemente frente acualquier intruso. Esto no ocurre en otras poblaciones de Europa,donde las parejas reproductoras abandonan en territorio durante el otoño y el invierno para agregarse engrandes bandos que se alimentan en zonas comunes. Allí los juveniles no tienen ningún incentivo paraquedarse ‘en casa’, ya que los padres han marchado y el territorio natal ya no es defendido frente a potenciales competidores». De una manera muy gráfica dice que «si pueden tener una casa muy bonita no buscan otras aventuras lejos de ella». Señala Vittorio Baglione que la investigación no resultó nada sencilla pues las cornejas «son un animal muy huidizo, sobre todo con el hombre. Y no les falta razón pues creo que son el ave más odiada de nuestros campos y con las que los cazadores se ensañan». Este biólogo —que pidió una beca post-doctoral al conocer este singular comportamiento— trabajó duro durante años (muchas veces con la bióloga Daniela Canestrari), colocando cámaras sobre los nidos, haciendo trabajo de campo, marcando cornejas... «pero era un trabajo apasionante, como es la investigación», y que acabó logrando que la comunidad científica pusiera su mirada sobre nuestros grajos de la Sobarriba.Hasta nueve miembrosPero este núcleo familiar no se reduce solamente a padres e hijos en la corneja negra (Corvus corone) de La Sobarriba, va aún más allá. «El nido de corneja recibe a otros miembros, siempre que sean de la familia, lo que podríamos llamar tíos, primos, medio hermanos...

Para ilustrar la rareza de esta peculiar forma de convivencia de los grajos leoneses, el biólogo italiano señala que «es cierto que este comportamiento existe, no es único, pero lo sorprendente es la proporción. Mientras en los estudios realizados en Europa encontramos como mucho un 8% de los casos, aquí en La Sobarriba la proporción supera el 75%, es decir, la diferencia es abismal».

Vittorio Baglione resume la primera parte de su investigación diciendo que «en definitiva, las cornejas pueden comportarse de una forma sorprendentemente sofisticada, hastael punto de ser capaces de reconocer y ayudar a sus parientes y evaluar las ventajas que les reportaquedarse en casa con sus padres» pero en uno de los artículos divulgativos publicado en una revista de La Sobarriba ya apuntaba: «La sociedad de las cornejas sin duda nosdeparará nuevas sorpresas en el futuro.

Y ya está en ellas, en las sorpresas, en la organización de las tareas domésticas: ¿Cómo se organizan entre los miembros adultos del núcleo familiar para dar de comer a los polluelos, para limpiar el nido, para vigilar de posibles peligros? ¿Cómo se comunican?
Lo más leído