Juan Mayorga: "El aquí y ahora es insuficiente para vivir con plenitud"

‘El cartógrafo’, una obra de Juan Mayorga que reflexiona sobre la memoria, pone este viernes sobre el escenario del Auditorio Ciudad de León a Blanca Portillo y José Luis García-Pérez

Emilio L. Castellanos
24/03/2017
 Actualizado a 19/09/2019
osé Luis García-Pérez y Blanca Portillo en un momento de la representación de ‘El cartógrafo’, que hoy llega alAuditorio Ciudad de León. | CEFERINO LÓPEZ
osé Luis García-Pérez y Blanca Portillo en un momento de la representación de ‘El cartógrafo’, que hoy llega alAuditorio Ciudad de León. | CEFERINO LÓPEZ
Si el lector tuviera en sus manos en este momento un diario deportivo, seguro que se encontraría con un titular parecido a este: "Hoy actúa en León la MPG". La M de Mayorga, la P de Portillo y la G de García-Pérez. Son tres apellidos ilustres para el teatro español contemporáneo y con el suficiente magnetismo para no dejar una sola butaca libre. Juan Mayorga, sin duda alguna uno de los autores más influyentes del momento y poseedor de una proyección internacional que ha permitido la traducción a numerosos idiomas de su vasta producción dramatúrgica, y Blanca Portillo y José Luis García-Pérez, actores de indiscutible talento y capacidad creativa, han sumado esfuerzo, genialidad y lucidez para concretar uno de los proyectos teatrales más estimulantes y exigentes con que el espectador puede toparse ahora mismo, ‘El cartógrafo’, programado para este viernes en el Auditorio ‘Ciudad de León’ (21 horas, entradas a 18 euros). Además del texto, Mayorga, cuya trayectoria ha sido acreedora de todos los premios posibles (entre ellos cuatro Max y los Nacionales de Teatro y Literatura Dramática), ha elaborado la puesta en escena y ejercido la dirección del espectáculo, tarea que ya había emprendido en obras suyas como ‘La lengua en pedazos’ y ‘Reikiavik’, vista recientemente en el Auditorio. "Los trabajos de autor y director tienen enormes afinidades y también enormes disimilitudes", comenta el escritor (también filósofo y matemático) madrileño a propósito de la dualidad, como autor y director, que ostenta en ‘El cartógrafo’. "Creo que un director también es un escritor, pero sólo en el espacio y en el tiempo. Son otros los elementos que maneja aparte de la palabra del escritor. El escritor es omnipotente y el director está limitado por las condiciones de su labor, pero ha de convertir esas limitaciones en ocasiones poéticas". ‘El cartógrafo’ obligó a sus hacedores, a su autor-director, y a sus dos excelsos intérpretes (que se han implicado también en la producción a través de sus respectivas empresas) a medirse con numerosas exigencias. No es una obra precisamente sencilla ya que, enmarcada en un entorno escenográfico casi limpio, aliviado de detalles y donde el uso del rojo contrasta con el negro, desenvuelve su acción en diferentes localizaciones y en dos planos temporales, históricos, y cuenta con doce personajes que se reparte el dúo actoral. "De lo que se trataba era de que esos dos actores extraordinarios, con su elocuencia, fueran capaces de provocar la complicidad del espectador. Para que este fuera el que construyera los espacios y los tiempos".

‘El cartógrafo’ nace de una experiencia vivida por Juan Mayorga a finales de la década pasada en Varsovia. Era 2008 cuando el autor visitó en una sinagoga una exposición de fotografías en blanco y negro cuyas imágenes evocaban un mundo lleno de vida en el mismísimo Gueto de Varsovia. Tomó notas de las señas donde tenían lugar aquellas escenas y provisto de un mapa trató de encontrar aquellas localizaciones. Fue un trabajo baldío y sólo se topó con una piedra que recordaba a algunos de los supervivientes de aquel momento de horror que vivió la capital polaca durante la ocupación nazi. "El pasado te asalta. Yo no estaba en Varsovia para hacer un trabajo de investigación y me encontré aquellas fotos. No eran fotos de represión, sino de momentos de vida que se imponían al horror y la muerte. Decidí buscar aquellos lugares y descubrí que Varsovia está poblada de ausencias. Me preguntaba cómo se podía vivir absolutamente atravesado por la pérdida. De algún modo, aquello fue el principio de la obra». Ya manos a la obra, acabaría depositando en ‘El cartógrafo’ dos historias, "ambas vinculadas por la memoria": por un lado, se alude a la de "un mapa improbable realizado en un espacio de peligro" realizado por un anciano cartógrafo y su nieta, habitantes de ese gueto de Varsovia que les pone en riesgo de manera continua («es un mapa que quiere custodiar la memoria de vidas en peligro", comenta el autor); por otro, se describe la realidad de una mujer española que en la Varsovia de hoy tiene noticia de ese cartógrafo y, al considerar su relato cierto, sale por las calles de la ciudad en busca del mapa, "porque encontrarlo impedirá que la muerte sea completada por una segunda muerte que es el olvido", y sin saberlo está trazando otro mapa, el de su propia vida, "se está descubriendo a sí misma".Desde luego, la memoria acaba constituyéndose en el eje sobre el que va desplegándose ‘El cartógrafo’. "La memoria es importante para cada ser humano, para cada comunidad y finalmente lo es también para la humanidad. De algún modo, el aquí y el ahora es insuficiente para vivir con plenitud. Si hemos sido capaces de comprender a los hombres del pasado, al menos de aceptar sus preguntas, podemos vivir con más plenitud nuestro propio tiempo. En todos los pasados, paradójicamente el más cargado de oferta es el pasado fallido porque es el que nos da que pensar, el que nos interroga". El teatro de Juan Mayorga ahonda en las realidades del ser humano, en sus gozos por supuesto pero también en las sombras que le acechan y a veces le maniatan. El autor siempre ha escarbado tras las apariencias para buscar certezas y atrapar esencias. ‘El cartógrafo’ es un paso más en su viaje de exploración. "Cada ser humano es responsable de los demás, también de los muertos. Cada ser humano es interpelado por los hombres del pasado, en particular por aquellos que han padecido injusticias. Cuando hablamos de víctimas la rememoración tiene un valor moral y de algún modo impide que la injusticia sea culminada por el olvido. Tenemos un interés en no olvidar porque recordando podemos entendernos mejor a nosotros mismos. Los pasados fallidos nos pueden advertir frente a esas formas de injusticia que pueden estar a la vuelta a de la esquina o en la vida cotidiana".

El director teatral traduce escénicamente el verbo del autor. No siempre es una convivencia sencilla. ¿Qué tal se han llevado el Mayorga autor con el Mayorga director?. "Unos días se han llevado bien y otros no tan bien. Han estado en conflicto pero es algo natural al hecho teatral y finalmente productivo. Creo que ha sido importante poder tener al autor en la conversación con los actores, reescribiendo el texto a pie de escena, y también ha sido importante que en un determinado momento el director expulsara al autor y le dijera ha acabado tu trabajo y tenemos que continuar". Mayorga escribió la controvertida versión del Tenorio que dirigió Blanca Portillo y protagonizó García-Pérez. Los actores, en el caso de ‘El cartógrafo’, han resultado fundamentales y decisivos en su caracterización. "Son muy generosos y extraordinariamente creativos. Muchos de los hallazgos del espectáculo proceden de propuestas de ellos. Ha sido un placer y un honor trabajar con actores tan intensamente comprometidos con su oficio y con el espectador". Todas las necesidades del espectáculo se ponían al servicio del trabajo actoral, santo y seña de su puesta en escena. "Son tan buenos los actores que consiguen que el espectador no atienda a lo buenos que son y son tan buenos que consiguen de una manera natural que el espectador vaya comprendiendo cada detalle y pormenor de la acción. Es muy emocionante verlo. Lo que ellos hacen en escena es un acontecimiento. Son actores que están permanentemente indagando en el misterio de sus personajes".
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