marta-del-riego-webb.jpg

Investigadora privada

24/03/2017
 Actualizado a 16/09/2019
Guardar
La mujer dijo por teléfono: «Hablamos luego, que estoy aquí con una investigadora». ¡Me llamó «investigadora»! La primera vez que sucede en mis muchos años de carrera profesional. No se refería a mis investigaciones periodísticas, a los reportajes y entrevistas, a los datos y cifras contrastados o las fuentes que hay que confirmar. No. Tampoco a mis investigaciones como escritora: la historia de los judíos en Berlín o a qué velocidad puede hacer un looping una avioneta, informaciones que recopilé para mi última novela. Llevo toda mi vida investigando pero solo soy investigadora en la universidad.

Me he metido de cabeza en la tesis –quiero decir, a largo plazo– y acudo a salto de mata a unas clases de doctorado en la facultad. Comparto aula con otros investigadores. Es un grupo heterogéneo de comunicación y humanidades. Hay un tipo que estudia las guerras carlistas; otro, la civil –en todo grupo de doctorado tiene que haber alguien que manosee algún aspecto de la guerra civil–; otro, un poeta olvidado del que no existe apenas bibliografía ni referencias –también tiene que haber un poeta olvidado–; los hay que investigan redes sociales, lobbies... La más joven tiene 30 años y el mayor, 70. Hay caballeros con corbata y tirantes y chicas con wambas. Lo que nos une es que todos somos investigadores. ¿Y dónde investigan los investigadores? Los de letras, en archivos, bibliotecas y hemerotecas, pensaba yo. Aunque resulta que la cosa ha cambiado ligeramente desde que estudié la carrera. Ahora se investiga en bases de datos. Aclaro: en bases de datos científicas. Llevo dos semanas con las dichosas bases de datos. Un mundo desconocido y de inmensidades árticas. ¿Sabían ustedes que existe el Google Académico? ¿Oyeron hablar de la Web of Science, WOS, o de Scopus?

Yo tampoco, hasta hace cuatro días.

Luego se ha construido un sistema absurdo de citaciones y citas. ¿Cuántas veces han citado a fulanito? ¿Quéíndice de citas tiene? ¿dónde publica menganito? ¿son revistas con un JCR lo suficientemente alto? Resulta que ahora el mundo académico se ha convertido en una especie de competición estilo anglosajón con todo tipo de rankings (abro paréntesis: me pregunto de dónde les viene a los anglos esa obsesión freudiana por los rankings). Además, cada vez es más importante que te retuiteen tus artículos, que tengas likes en FB y que tu nombre salga en Google Académico. En fin, que ahora la ciencia también es marketing y redes sociales. ¿Es eso bueno o malo? Sinceramente, no sé qué pensar. Es distinto. Lo que tengo claro es que se acabó la universidad taly como la conocíamos.
Lo más leído