"Hemos vivido algo histórico"

Todo indicaba que el sueño se cumpliría este año, y así fue. Pero la emoción, contenida durante los más de 90 minutos de partido de vuelta de la eliminatoria de ascenso frente al Barça B, se desató cuando el árbitro pitó este domingo en el Reino de León el final del encuentro, aunque antes los goles de Julen Colinas y Gallar hicieron reventar el estadio.

Después de que los jugadores celebraran con la afición todavía en las gradas la victoria y el esperado ascenso a la categoría del plata del fútbol español y en dirección a Guzmán donde, anoche sí, tocó fiesta, las muestras de emoción y alegría se repetían entre leoneses de todas las edades. Jóvenes, familias, niños y mayores que por fin pudieron ver el ascenso a Segunda 42 años después.

Pitidos de los que iban saliendo en vehículo por la avenida Sáenz de Miera, cánticos de los grupos que ponían rumbo a la fuente y felicitaciones a los jugadores de los que esperaron en las puertas del Reino de León para celebrar con ellos lo que había conseguido.

Lo que más se comentaba, entre los jóvenes y los no tan jóvenes, era un «hemos vivido algo histórico» al que seguían cánticos festivos.

Mari fue una de las aficionadas que este domingo vivió con los jugadores el ascenso y pudo celebrar con ellos poco después del final del partido, cuando fueron a reunirse con los suyos antes de poner rumbo al autobús descapotable que les llevó a Guzmán, donde desde el pitido final del partido se empezaron a agolpar cientos de leoneses y a donde se dirigieron todos los que pudieron verlo en las gradas del Reino de León. «Esto es una emoción muy grande», comentaba ayer esta aficionada con ganas de «saltar y brincar ahora mismo» de la gran alegría que sentía.

Junto a ella, otro aficionado con la cara pintada de blanco y rojo y se quedó «sin palabras» para describir lo que sentía y celebraba que los jugadores hayan «muerto en el campo» y hayan conseguido dar a su afición el tan esperado regalo en forma de ascenso.

Otra joven aseguraba mientras esperaba a que los jugadores saludaran a los que se encontraban a las puertas del Reino de León que se había pasado «llorando» parte del partido, desde que vio que el sueño podía hacerse realidad con el gol de Julen Colinas. Eso sí, tenía claro que después de las lágrimas venía la celebración y que la noche sería larga: «León entera se va de borrachera».

Ana también estaba ahí, a la puerta, emocionada después de todo lo vivido durante la tarde de este domingo y de haberlo pasado «muy muy mal». «Hemos pasado un año muy bueno, hemos visto mucho fútbol en León como hacía mucho tiempo que no se veía y por fin, que somos culturalistas de toda la vida, tenemos esta recompensa y una emoción inmensa», celebraba esta aficionada mientras los que la rodeaban gritaban a los jugadores que se asomaban a las puertas del estadio y se fotografiaban con los que les esperaban allí para felicitarles por llevar al equipo de la ciudad, después de tantos años, otra vez a Segunda División.

En otra parte, en la salida de autobuses, decenas de aficionados se agolpaban también para despedir, no con mucho cariño que se diga, a los jugadores del filial del FC Barcelona, que tendrá que ganar otra eliminatoria si quiere volver a jugar con la Cultural el próximo año en Segunda División. También había grupos que, exaltados por el buen resultado del partido, celebraban que el año que viene jugarían con el Real Valladolid, recordando que estas rivalidades no se olvidan en grandes ocasiones como la vivida ayer en el Reino de León. Otros recriminaron a los jugadores catalanes su actitud en el terreno de juego en el partido frente a la Cultural, aunque eso se olvidaba entre tanta celebración y emoción de los que veían, la mayoría por primera vez, al equipo leonés en un ascenso a Segunda División.

La marea blanca y fucsia –porque la segunda equipación ha triunfado entre los leoneses a juzgar por lo que se vio ayer en el estadio– abandonó el Reino de León con rumbo a la plaza de Guzmán, donde les esperaban ya cientos de personas de las que no pudieron vivir la emoción en el terreno de juego.