Córdoba anunciaba entonces la cercana visita de su amiga Norma Duval, para actuar, y daba cuenta del éxito de Miguel Escanciano con ‘Banderas de abril’.
Para los veteranos recojo los nombres de las salas de las que hablaba en sus reportajes:Folies, Valentino, Sultán, Pub 3000, Escena, Toisón, KGB, Derby, Bianco, Prisma o Papillón de Ponferrada.
Tito y Tita, los protagonistas de las páginas de esta misma semana hace 30 años, fueron un verdadero fenómeno de masas. Estos dos hermanos de Fabero recorrieron España cantando rancheras y dieron el salto a América, donde fue famoso su recital en la capital azteca ante 40.000 espectadores. Su corta edad y, también, su gracia, saber estar y sus canciones les llevaron a vender muchos miles de discos, tal vez millones. Hoy ya han abandonado la cancióny viven en Ponferrada y Astorga respectivamente. Cuando recuerdan su carrera hablan de dos nombres importantes en sus inicios, siendo unos niños, Manuel Pérez Álvarez, histórico corresponsal de varios medios en Fabero, y el salto a un programa en León, el de Gelete, donde «llamaba la gente para opinar y cantar».
El matadero y el Muro de Berlín
En lo político seguían los ecos y las valoraciones de la huelga de hambre de Morano por el matadero. Llama la atención que esa semana de 1986 se celebró el Campeonato Provincial de Lucha y lo ganó, en ligeros, Chuchi el de Garrafe, trabajador del matadero y uno de los de la huelga, lo que ahondó en las suspicacias de «aalí se comió».Quien opinaba de la huelga era Julio Llamazares en un artículo ilustrado por Tino Gatagán y en el que aventuraba: «Ambos púgiles (Morano y la Junta) se abrazarán en un rincón del cuadrilatero y quedarán así, sosteniéndose uno al otro...». Ya quisiera Rappel estar tan cerca de la verdad en sus predicciones.
La nota curiosa la puso Roberto Merino, abogado y concejal del PCE en el ayuntamiento leonés, quien viajó al Muro de Berlín y allí encontró una pintada que hablaba... de Morano. No lo podía creer. Lo contó en un artículo que ilustró con la fotografía y en el que mostraba su perplejidad.
Con el tiempo se supo que el autor de la pintada, no podía ser otro, fue otro personaje inclasificable, Yuma. Pero ésa es otra historia, como la de Pandora.